No paran de salir noticias que demuestran el derrumbe de España: noticias que evocan indignidades y guerras, atropellos a derechos fundamentales, humanismo de raza superior, invasiones islámicas, estancamiento o retirada en la Guerra de Afganistán, guerras con los piratas, Estado esquelético, multitud de leyes e inseguridad jurídica, jueces indignos de tal nombre, legisladores que con sus actos atropellan los más elementales derechos fundamentales, jueces nombrados a dedo, fiscales teledirigidos, educación politizada y decadente, encubrimientos políticos de crímenes horrendos.
Como dijo ya el gran Esquilo:
"La suma de las desgracias,
narrarte yo no podría,
ni aunque diez días enteros
te la estuviera contando."
¿Y creíamos que eso (que no es poco) era todo?
¡No señor! Por si todo lo anterior fuera poco, en Gibraltar hay más que problemas: me refiero no a la Tierra, sino a los mares. La Royal y la Benemérita, la Benemérita y la Royal están a la greña. Parece que la Royal está en actitud más que provocadora, abiertamente beligerante. El otro día, como si se tratara de terroristas o nacionalistas vascos o catalanes, se entrenaron, e hicieron prácticas de tiro, poniendo como diana, la bandera española.
Tantos negros nubarrones, no son sino un aviso de que va a llover: de que la estúpida aventura constitucional antifranquista y postfranquista llamada Constitución del 78, acabará en tragedia, tanto para la encina, como para la yedra, para la patria y para la "impatria" o si se prefiere, antipatria.