No sólo debe servir este hilo para comprobar lo letal que fue Garzón para la judicatura. No: Garzón no estaba sólo. Otros jueces ahí estaban, ahí están y ahí siguen. Y vemos que las prácticas turbias de Garzón, con Vera, se repiten con Bermúdez y Rubalcaba, que no hicieron nada nuevo, porque el modelo ya estaba implantado desde el 85, probablemente también desde el 78 y como Aznar no lo cambió, pues ahí siguió. Ahí siguieron los pascualones, etc. También Ventura Pérez Mariño cobraba en B, lo hacía porque a Vera y a Felipe les salía de ahí. Por supuesto, tampoco le preguntó Vera que para qué lo quería, ni le pidió cuentas de cómo lo gestionaba, etc. Esto no lo digo yo: lo dice el sindicato socialista de la policía, el SUP.
Y casi casi, a modo de epílogo, se puede reflexionar sobre un modelo corrupto de judicatura: el de los jueces que van a la política y vuelven, el de nombrar a dedo a un juez, etc. El de inflarlos de dinero de sobornos, de condecoraciones y no pedir cuentas por lo que se da, sino sólo favores políticos cuando toque, etc. No se puede decir que tal modelo haya sido un fracaso, porque no se quería ningún bien para la ciudadanía, pero es obvio que ha sido un cáncer para la democracia. Este sistema está a punto de estallar, y lo peor de todo es que nadie cree en la democracia tal y como la conocemos hasta ahora. Urge reinventar el modelo de la judicatura: España no merece que dejemos de creer en la democracia por el uso que ha hecho esta gentuza de ella. Y hablo del statu quo y no sólo, obviamente, del psoe. Urge volver al sistema del liberalismo puro: separación de poderes, independencia, seguridad jurídica, menos imprevisiones legales, etc. Y me ratifico en que los arquitectos de este régimen de podredumbre que arrancó en la CE 78, sabían perfectamente lo que hacían y lo que iba a pasar. Que pensaron sólo en ellos, y en absoluto en nosotros, cuando crearon el régimen. A ellos el bien común se la sudaba y aun lo aborrecían completamente. Y lo siguen aborreciendo. Puede que no lo previeran todo, no hacía falta: bastaba con crear jueces que no les pidieran cuentas a ellos, para a su vez, en reciprocidad, no pedir cuentas a dichos jueces.
Y así se entienden todos los problemas, toda la movida: es penoso que aún haya quien defienda a personajes como éstos, lo que prueba que España no tiene solución. Quizá Garzón fuera como un parche, para hacer ver como que el sistema judicial a veces nos podía ser propicio, como que a veces los poderosos caían. Era el parche para su propaganda. Para nosotros los españoles, nunca fue una solución. Se hablaba bien del personaje, como remedio para un modelo judicial, para que se hablara de él y no del cambio de modelo que necesitaba y sigue necesitando España. Unos pocos como Trevijano, vieron (vimos) que esto no iba a ninguna parte, y así fue. Pero los periodistas querían seguir vendiendo titulares, y cerraban los ojos ante las peticiones de reformas, y por ello seguían vendiendo el producto que les daba titulares, dinero y que les dio cuerda durante mucho tiempo. Pero hoy todo se derrumba: no queda en pie el sistema judicial, la Constitución ya no se la cree casi nadie, por la obvia razón de que no se cumple, Garzón está apartado: los pascualones siguen desgraciadamente, aunque ampliamente desprestigiados. Y los periódicos se hacen cada vez más prescindibles. Hay una crisis generalizada en los medios de comunicación: ahora Garzón ya no les da titulares, la competencia en Internet es muy fuerte y nadie compra un papelucho de esos: ahora que todo se derrumba, los chismes de Garzón no valen ahora, ni la mitad de lo que valían.