El toro es un pobre herbívoro que ante una situación de pánico y terror se defiende de la única manera que puede, como lo haría cualquiera de su especie.
El toro no demuestra nada en la plaza, está aterrorizado, debilitado , responde a una situación impuesta de la que no tiene escapatoria. La bravura, nobleza, arte, son palabras mal utilizadas para defender lo indefendible. Hace poco leí un estudio científico ( que nadie se sienta molesto, porque sólo reproduzco lo leído ) en que se concluía que la gente que visualiza un espectáculo donde un animal es torturado y asesinado por diversión (tauromaquia) no es más que la canalización de nuestro propio sadismo.