Mientras se da rienda suelta a la demagogia frentepopulista, cuyo objetivo es sin duda, presentar como héroes a sádicos asesinos, que por añadidura pretendieron implantar una atroz dictadura al estilo soviético, los episodios heroicos como el protagonizado por el General Moscardó en el Alcázar de Toledo, pretenden ser borrados.
De la escuela, de la universidad (adoctrinamiento, al estilo maoísta, no lo olvidemos) y hasta del arte.
El Alcázar de Toledo sufrió un asedio feroz, cosa lógica en la guerra. En el asedio se emplearon todas las malas artes, como en todas las guerras. El jefe militar del Frente Popular, que asedió el Alcázar dio un ultimátum al Jefe militar sublevado. Tenían secuestrado a su hijo, y al estilo de Guzmán el Bueno, el General Moscardó se negó a rendir el Alcázar. Evidentemente, el Frente Popular, fusiló al hijo del General Moscardó.
El episodio, de heroica resistencia, adquirió pronto fama mundial y sin embargo, este Gobierno, enemigo de la verdad, de España y de la Cultura, tirará el Alcázar y borrará todo rastro de aquella conversación que, mal que les pese, es de un incalculable valor histórico.
Con los libros lo tienen más difícil, estos grandes admiradores del Gran Timonel, pero al paso que vamos, sucederá como con Franco, que había que irse al extranjero a comprarse los libros que aquí estaban censurados. De momento las dos grandes memorias están secuestradas o algo parecido, por el Gobierno de Zapatero. No se han publicado aún las memorias de Alcalá Zamora, con la excusa “de no crispar”. Bueno, esa es una posibilidad, la otra es que en esas memorias se ponga de manifiesto que, en las elecciones de 1936 hubo un fraude electoral masivo, que las urnas eran transportadas al estilo de los déspotas bananeros, etc.
Esto es algo confirmado: que no se publican las memorias de Alcalá Zamora, pudiéndose, con la excusa de no crispar. ¿Mi opinión?
Yo creo que si las memorias no evidenciaran el que hubo fraude electoral y, por el contrario, manifestaran que ganó limpiamente el Frente Popular, no dudarían en publicarlas. Y que si no las publican, debe ser porque prueban que hubo fraude electoral y otras irregularidades en aquella jornada de febrero de 1936.
Me dicen algunos familiares, que también están muy difícilmente al alcance de la mano, las memorias de Azaña. Esto no quiero atribuirlo a la censura, porque no lo sé.