Me parece vergonzoso, tener que estar defendiendo las más elementales libertades que algunos liberticidas se empeñan en negar.
Y lo peor de todo, es que estos liberticidas son los que niegan luego su propia condición y acusan a otros de fascistas.
Y a su propia condición fascista, añaden luego la doblez. Cuando la gente pregunta qué tal lo de quitar la voz a Luis del Olmo, que fue el que dijo lo de poner a Federico en un altar y después ponerle una bomba, no es una pregunta caprichosa, sino que tiende a verificar si son coherentes en su fascismo, mejor dicho: si dentro de su carácter liberticida, están a favor de la igualdad ante la ley. Lo mismo puede decirse cuando les preguntan por procesar por ejemplo a la Pasionaria por crímenes, estando tan muerta como el caudillo.
La respuesta es el silencio y la ambigüedad, por lo que a su condición de liberticidas y fascistas y partidarios de un derecho de amigos y enemigos, eso es, netamente politizado, añaden un silencio cobarde y una ambigüedad miserable y abyecta. Miserable y abyecta, por cuanto que como dicen los evangelios, todo lo que pase del sí y del no, procede del maligno: no sin razón decían eso los evangelios.
De modo que doy por contestadas esas preguntas en el sentido de que el que calla, otorga. De manera que, de ahora en adelante doy por supuestísimos los siguientes puntos:
1. No creen en la libertad de expresión ni en la democracia, la aborrecen y quieren silenciar aquello que les molesta.
2. Donde dicen: “hay que cerrar Intereconomía, porque… (subterfugio de picapleitos en el que se envuelven para no decir la verdad)” debe entenderse “hay que cerrar Intereconomía, porque nos molestan, porque son enemigos de nuestro partido, pero obviamente no lo íbamos a decir así, para no quedar retratados.”
3. No creen en un derecho garantista de ciudadanos libres e iguales, sino que creen en un derecho de amigos y enemigos al peor estilo leninista, pero obviamente no lo iban a decir así para no quedar retratados.
En resumen: liberticidas, fascistas, sectarios y embusteros.
Pero voy a contestar a lo último que dicen de la humanidad, que es que me parece tan vomitivo como abyecto.
Tú, Francisco, no puedes erigirte en portavoz de la humanidad: tú no eres la humanidad. Intereconomía ofende a los que se arrogan el papel de “humanidad” y niegan a los que no nos ofende Intereconomía el carácter de seres humanos, eso hacía Hitler con los judíos y Lenin con los disidentes. Lenin y Hitler acudían a ese tipo de coartadas para exterminar a los disidentes. Por eso decía que el contagio de los totalitarismos socialistas entre las gentes, sigue estando omnipresente. Y el móvil que lleva a adoptar estas actitudes tan monstruosas y deplorables, es la defensa de una causa que creen noble. Ésta es la causa final, pero las causas intermedias, las inmediatas, que son las que nos importan, porque son las que nos afectan aquí y ahora son el silenciamiento de voces disidentes y el posterior exterminio de dichos disidentes, que ahora no pueden llevar a cabo por la sencilla razón de que semejantes exterminios tendrían eco en los medios disidentes. Pero en una sociedad donde sólo haya medios como El País, por supuesto que los exterminios de los disidentes serían silenciados, igual que lo fue en su día el GAL, los Fondos Reservados, la corrupción, el espionaje masivo e igual que se silencian ahora las informaciones sobre el mayor atentado de la historia de España: el 11-M.
Ahora algunos se preguntarán: ¿y por qué son esas causas las intermedias?
Respuesta obvia: porque la causa noble final es utópica, es decir, imposible.
Y es imposible en sí misma, pero los partidarios del socialismo utópico culpan a los enemigos de que sea imposible. Y los enemigos, (por tanto el estorbo a quitar, por tanto, las voces a silenciar, o lo que es lo mismo, las personas a exterminar) son todos, menos ellos.