Corría el año 1989, cuando se fusiló al dictador comunista Ceaucescu, (en adelante Chauchescu).
Entre lo que se encontró al tipejo de Chauchescu, fueron vídeos comprometedores e infames sobre personalidades españolas. Sin embargo, las autoridades españolas compraron esos vídeos infames. Y lejos de manifestar su enérgico repudio y quemarlos en la plaza pública, sin embargo los archivaron en la cintateca del CESID, para... ¿Para qué?
Esto prueba que, desgraciadamente, el totalitarismo comunista, (leninismo) algo se nos contagió y que, queramos o no, como sociedad seguimos profundamente contaminados por este pecado original de la época contemporánea llamado leninismo. El día en que mueran los hermanos Castro, que por el bien de Cuba deseo que sea muy pronto, espero que esté quien esté en el Gobierno de España, (si es que para entonces hay España e incluso Gobierno) vaya al entierro con un notario, adquiera ese material comprometedor para personalidades españolas, y como prueba de sus intachables convicciones democráticas, queme todo ese material-basura de chantaje que utilizan las repugnantes dictaduras comunistas.
Y deberá hacerlo, como prueba de repudio a estas vomitivas prácticas.