No dije en modo alguno que no tuviera que haber sector público: defiendo el principio de intervención mínima, no la anarquía.
Pero precisamente, en lo mínimo que hay que intervenir, que es lo que distingue al Estado por su poder y le da prestigio ante los ciudadanos, es donde no se interviene.
Es entonces donde el Estado queda como una especie de tentáculos de partido, de los que los sindicatos son una muestra más. Y me refiero obviamente a los importantes.
Soy partidario de que el Estado cumpla su función de garante al máximo, pero a Zapatero le sobran las Instituciones, Melilla no merece la menor atención de este señor, si se la meriendan los moros, pensará Zapatero que es un problema menos.
Tú hablas como si cumpliera la función de garante el sector público y yo no fuera partidario de que la cumpliera: pero es al revés, luego tu esquema no es válido. Las Instituciones que pintan los manuales, sólo existen en los manuales. El que en el examen tengas que poner que funcionan, vale, te lo acepto, es gramática parda y donde hay patrón, no manda marinero.
Das por hecho que las organizaciones sindical y patronal, son simétricas: mismo poder, mismas funciones, unos manejan las blancas y otros las negras. Pero no es así: los sindicatos están en consorcios, en muchos juegos sucios en el sector público, lo de hacer fijo a funcionarios por la puerta trasera, sin oposición, procesos opacos, etc. Luego están en numerosos consorcios públicos, por el principio de mayor representatividad, colaboran como fieles soldados, como cuadros de los partidos socialista y nacionalista, participan en muchas actividades de promoción del catalán e imposiciones varias de este tipo, etc.
Pintan demasiado para no pintar nada, lo que es peor que no pintar nada: trabajan para el partido, lo de reventar Madrid lo hacen a favor del partido. Y en la medida en que el partido mete a España de cabeza al precipicio, trabajan contra los intereses de España, porque tienen la misma visión de la Historia de España que tiene el Partido, que por cierto es la misma que la de todos los nacionalistas hispanófobos, incluidos los etarras.
Y frente a esa actividad radicalmente antiespañola y a veces, incluso, abiertamente batasuna, opones a un pobre diablo que se ha quedado con cuatro perras, como si los sindicatos (por cierto, brillante labor de apuntalamiento del caciquismo bananero de Chaves en Andalucía o Ibarra en Extremadura) no se hubieran llevado eso y más. Como si fuera comparable.
Para lo del pobre diablo, amigo, está la posición de garante del sector público que siempre he defendido y no sólo para eso. Al pobre diablo se le caerá el pelo, sin duda, pero será eso frente a toda la actividad antiespañola que he enumerado. Y sobre todo, el pobre diablo, no tendrá el menor aprecio ni la menor compasión por parte de nadie, ni tampoco por mi parte, pero los sindicatos, estos sindicatos, con todas las fechorías que he enumerado y más, seguirán teniendo una buena prensa a todas luces inmerecida, lo que convierte sus fechorías en infamia por partida doble.
Y no veo que tenga la cosa mayor secreto. Creo que esto sería más difícil con unos sindicatos que tuvieran que ganarse día a día el apoyo de los trabajadores, y no como los de ahora.
Creo que el protagonismo sindical es excesivo, mientras que la CEOE está sólo para hacerse la foto con los sindicatos, como paripé. Pero al menos no participa en todas las actividades turbias en las que sí participan los sindicatos, o mejor dicho, los tentáculos del PSOE, que para intentar disfrazar burdamente esa condición, se hacen llamar "sindicatos."