Ahí me pierdo Juaniz, tengo que reconocer que no he visto un libro de texto actual, pero sí te puedo comentar que los míos de la EGB ponían bien claro y resaltado: Alzamiento Nacional, lo demás no lo recuerdo…, salvo la cara de la maestra cuándo pregunté qué si era un alzamiento nacional o un golpe de estado. Recuerdo el rojo de su cara y no creo que por sus ideas sino por lo importuno de la pregunta. Yo no sabía muy bien lo que preguntaba, lo había oído en la calle.
Los que llegan a la Universidad no creo que sean tan malos como los pinta el escritor de Alatriste, y posiblemente salgan grandes eruditos de las letras, filosofía y ciencias en estas generaciones que ya estarán en la universidad y puede que compañeros tuyos de facultad o habrán terminado.
De las generaciones que el escritor habla omite algo y es muy fuerte su omisión: en esa época que estudiaron los que nombra, eran muy poquitos los que llegaban a bachiller, tanto que por hacerlo tenían el título de “don” en el tratamiento personal y de esos poquitos tenían maestros para ellos que eran cinco o seis a lo sumo, porque eran pertenecientes a clases adineradas. ¿Tú crees Juaniz qué los de clase adinerada hoy no tendrán grandes conocimientos y superiores a los que nombra Pérez Reverte?
Miguel Delibes hijo de catedrático.
Quintiliano hijo de jurísta.
Cervantes hijo de cirujano o lo que fuera en aquella época.
Quevedo, criado en las altas esferas.
Galdós hijo de un militar de alta graduación, con lo que significaba el status de aquella época.
Clarín hijo de un político
Antonio Machado nieto de catedrático e hijo de médico.
Ortega y Gasset, hijo de una familia bien acomodada, muy acomodada.
Unamuno, hijos de comerciantes en el siglo XIX, para tener una composición de hecho.
Y paso de buscar más información, porque no creo que encuentre a un hijo de un jornalero, de un proletario o de un campesino, entre todos los que cita el sr. Pérez Reverte (por cierto el artículo está del diez, pero se le fue la pinza en comparación).
En lo demás estoy de acuerdo contigo, el hablar con gente pequeña y adolescente, calculando en qué cursos en comparación podían estar y las materias que se daban en mi época dan pena, pero pena…Y yo fui de los estudiantes de por los pelos… Pero no hay dios que los pille con un ordenador en las manos, sea dicho de paso.
