Hola a todos. He visto con alegría que hay cierta afición a la poesía en el foro y en particular por los sonetos de Alfonso. Me incluyo. Así que he rebuscado en mi disco duro y he recuperado una composición que hice años ha, para ofrecerla al que le apetezca, y contribuir humildemente. Perdonad que me extienda pero creo necesario dar unos datos para entenderla. Aunque este año estoy en el plan del 2000 yo vengo del plan del 53 de otra universidad ( si no recuerdo mal hice las asignaturas allá por los inicios de los 80). El caso es que me quedó la historia. Abandoné. Creo que fue por el 2000 cuando aprobé la historia, ya en la uned. Nuevo abandono. En todo el período múltiples matrículas y constantes no presentados. Y hasta ahora, que creo que voy bien por fin. Bueno, pues por aquél entonces había un catedrático de historia en la uned que se llamaba Joaquín Azcárraga y Servet. Es posible que lo conozcáis o hayáis leido algún libro suyo. Vino a Mérida a dar una convivencia. Hubo que cambiar la fecha porque tanto él como el tutor del centro asociado tuvieron que ir al hospital por algún problema. Ambos eran mayores. Más tarde me enteré en internet que Don Joaquín había fallecido y la verdad es que me apenó bastante aunque sólo lo conocí por la convivencia que os cuento. Hasta entonces nunca había oído hablar de él, lo cual, estando matriculado en su asignatura, dice poco de mí y mucho de la clase de alumno que soy, pero eso es otra historia y no tengo interés en que comentemos estas cuestiones porque me pongo malo. En la composición, entre otras cosas, creo que se explica porqué me apenó su fallecimiento. La colgúe en su día en otro foro que había entonces pero que no estaba tan bien montado como éste, así que vuelvo a colgarla. Una cosa más, ruego clemencia con el juglar, que no se atreve como su admirado Alfonso con la sublime rima italiana y por tanto recurrió a la baja fórmula del romance castellano. Ala, que tengo que estudiar, a ver si acabo la carrera algún día sin cambiar de plan once more time. Un saludo.
Juglaría digital donde se cuenta el
ROMANCE DE AZCÁRRAGA
Escuchadme compañeros:
pues que os tengo que vender
el suceso que un febrero
se pudo en Lo Extremo ver
Fría tarde, el cielo gris
y bien poco por hacer,
quien os trova este romance
le dio por ir a la UNED.
Se reían las neuronas,
pues ya olvidó aprender
el trovador estudiante
ha mil años, que no ayer;
y es la prueba de lo dicho
que por enésima vez
creyó haber regalado
pingue matrícula al MEC;
si al que trova le contaran
los años de menester,
trienios debían contarle,
no convocatorias ¡pardiez!
pues matrícula más cara
jamás llegares a ver
Vuelva el punto pues, de inicio,
compañero, aquí otra vez,
y os refiera ya el suceso
para vos de entretener.
Aula blanca, blancas sillas
y ceporros por doquier,
que quien se sabe ceporro
los sabe reconocer.
Convivencia con retraso
de dos días, quizás tres,
pues tanto el uno y el otro,
no por dolencia ni estrés
bien pisaron hospital
por causa de la vejez.
Recuperados al cabo,
diéronse en aparecer
dos ancianos tranquilos
y muy lentos de mover.
Tutor amable y sereno
y el Doctor de grave ser
y entre ambos la confianza
de años ha de conocer.
Tratábase de la Historia
del Derecho al parecer,
mas al poco del diserto
del grande anciano Servet
quedó claro que la claque
nunca habría de responder
de la Historia las cuestiones,
pues no las llegara a leer,
que quien no las estudiare
callado prefiérese ver,
esto lo dice un trovante
experto en este deber.
Comenzara por la Roma
como habíase de prever,
del Ius Civile al Vulgar,
del Hombre y de la Mujer,
esclavos e Ius Actionis,
de Cursus Honorum, Poder,
Duoviri Iure Dicundo,
nos pareció entender,
que si al inicio dudaron
algunos en el parqué,
al poco fijos los rostros
veníanse en sorprender;
Seca piel y cuerpo enjuto,
con el espíritu y el ser,
y consagrado el cerebro
al estudio y al saber,
que tantos conceptos juntos
es hecho digno de ver
cuando fluyen sin quebranto
desde arruga y palidez.
El Digesto ¿cuántos libros?
¿eran ocho? No lo sé.
Pero los ojos de todos
hace tiempo, de interés
ya mostraban sin reparo
la admiración a Servet,
quien a su vez relataba
aquél visigodo poder
y comentando el problema
del posible renacer
o quizás la permanencia
de un germánico dosel
sobre el Derecho de España,
que de todo puede haber.
En llegando más Medievo
hayle de reconocer
que tuvo gracia el Jurista,
de ello mismo doy fe:
pues nombrando Malos Usos
¿remensa? ¿intestia tal vez?
preguntó por la cugucia;
"¿y qué es eso?", yo pensé
mientras silencio caía
a todos en boca y tez;
"tras cornudo, apaleado"
díjonos por socorrer,
en sus palabras, "refrán
de gran jurídico saber,
pues que hablamos del castigo
al patrimonio de aquél,
a su desgracia casado
con adúltera mujer".
Dejo aparte todo resto
de materia que escuché,
y os diré que nos contaba
su muy profundo placer
que al Profesor otorgaba
estar con nosotros al pie,
que nos quería a raudales,
esto yo se lo escuché.
Con Ulpiano se marchó
y recomendonos tener,
estos principios presentes
en nuestra vida y hacer:
"Honeste vivere, alterum non laedere,
suum cuique tribuere"
y tradujo, pues sabría
que no se iba a entender:
"Honestamente vivir,
al otro no daño hacer,
y finalmente, lo suyo
a cada uno conceder".
Por la Red supe aquel junio,
que llegara a fenecer,
del diserto ya nombrado
unas semanas después.
En septiembre examineme
del parcial, el su primer;
tuvieron los Malos Usos,
por mi bien, en él caer;
aprobáranme la Historia,
diome pues mucho placer,
pues sabed colegas míos,
que desde el ochenta y tres,
pendiente siempre la tuve,
y no es cosa cualquier,
si a todo ello sumamos
convocatoria la seis.
Los ánimos regalome
con su perfecto exponer,
y el amor por las raices
del Derecho y del Saber,
por todo ello os Digo,
a Hombre, a Mujer y Red,
no haya Musa en mi romance,
mas si fuerza al exponer
en recuerdo del Letrado
que hubiera de fallecer.
Otrosí por la presente,
Los que entendieren sabed:
Los Cielos tracen calzada,
que en El Olimpo también,
pues Albornoz e Hinojosa
reciben de amanecer,
el alma de Don Joaquín
de Azcárraga y Servet.