Perdona, pero llamar derechos humanos al derecho a prohibir en una nación, que se conozca a un pensador relevante de esa nación, me parece grotesco.
Lo haga quien lo haga, el derecho a impedir el conocimiento es propio de regímenes como el comunismo, el nazismo y la Inquisición. Si cuatro se creen con derecho de impedir a catorce, el libre conocimiento, lo que hay que hacer es echar a esos cuatro a patadas, no impedir a los otros catorce el libre conocimiento. Así de sencillo: no tengo ningún prejuicio, ni preferencias entre ningún líder europeo de los partidos tradicionales: me parece absurda e infantil la coartada ideológica, de que si lo hace Sarkozy perdonarle ese crimen contra la libertad, porque es conservador y si lo hace Zapatero, porque es socialista. Y mi rechazo no se reduce a lo puramente teórico, sino que, en la medida que son obstáculos para que la libertad e igualdad sean plenas, hay que quitárselos de encima tanto a Sarkozy, como a Merkel, como a Zapatero, igual que en su día hubo que sacudirse, donde se pudo, el yugo de la Inquisición o del comunismo.