El sobornador de jueces, que luego los aconseja, el encubridor del terrorismo, el director de una campaña en cuyo programa estaba con toda probabilidad del 11-M, pretende ahora sancionar a las víctimas y a los centenares de miles de manifestantes que le dieron el aviso: que dijeron no al terrorismo, no a la impunidad de los terroristas, no al nacionalismo cómplice del terrorismo y no al socialismo colaboracionista.
A todos los que el día 6 dijeron No a la barbarie, no a la vuelta de la más criminal secta que ha engendrado la civilización occidental y pese a todo enemiga de ella: el comunismo. No a la peste roja, que es como la peste negra, pero peor todavía.
A esos liberales, a esos demócratas, a esas personas de bien, a esa gente decente, a los que no estuvimos ahí físicamente, pero aportamos fondos, aportaremos más fondos y estaremos en la próxima, si podemos, es a la gente a la que Rubalcaba quiere multar por el terrible delito de decir no al terrorismo, no al colaboracionismo y no al encubrimiento del terrorismo.
Ayer se le dio el primer aviso: un aviso serio. Se le darán tantos avisos como sea necesario, incluso si es necesario, obviamente, se le darán algo más que avisos, mucho más que avisos, muchísimo más que avisos. ¡¡Por supuesto que sí!! Y si no aprenden de la historia, por ser analfabetos, aprenderán del presente. La democracia debe ser el poner límites al poder, el poner límites a todos los caminos que llámense negociaciones, llámense como se llamen, pasen por el terrorismo, la arbitrariedad de su victoria, su impunidad o su consagración definitiva como modo de hacer política. Si fracasa el ponerle límites, si se consagra esa forma de hacer política, entonces será obvio que la solución será pagar a los terroristas y a sus colaboracionistas con la misma moneda.
A todo esto, Alcaraz no leyó el discurso del todo, porque no quiso. La gente ahí concentrada, obviamente mucha más de lo esperado, no tenía la menor intención de moverse. La gente que lo escuchamos por Es Radio, tampoco teníamos la menor gana de que se moviera. ¡Es la verdad! En cuanto al corte de tráfico, diré una cosa obvia: en aglomeraciones mucho menores, como una vuelta ciclista de cuatro gatos, se corta el tráfico. Sin embargo para que el pueblo se manifieste, lo cual es un derecho constitucional, no.
Esta claro, si no aprenden de la historia, si no aprenden de la legalidad y de las más elementales normas de convivencia cívica, tendrán que aprender a palos. ¡¡A ver si se enteran!!
No me importa costear la multa, al contrario: me enorgullece. Ya ajustaremos cuentas y recuperaremos lo que nos han robado, que no es poco.