En todo caso, es curioso: pienso que los jueces sólo están para los pequeños defraudadores, para los pequeños navajeros, etc. Cuando se trata de dirigentes de bandas terroristas y mafias políticas amigas, ahí se quitan la toga, los pantalones, los calzoncillos, prenden fuego a las leyes, a los Códigos y lo que haga falta.
Todo por complacer a sus jefes efectivos, a sus amos.
Cuantitativamente, son cuatro casos, sí, pero esos casos hacen al juez, como el miura al torero.