En el dolo eventual, el sujeto se plantea la acción cómo probable, aunque no la busca directa ni indirectamente pero si tiene que ocurrir pues entonces ocurrirá. Ejemplo es el conductor que tiene que ir a coger el avión y va tarde. Para ello tiene que conducir su vehículo a una alta velocidad y es probable que como consecuencia de la velocidad del vehículo, pues atropelle a alguna persona. Cómo tiene que coger el avión y tiene que ir a una elevada velocidad, si se le cruza dicha persona pues le dará igual el tener que atropellarla, lo importante es coger el avión.
El problema del dolo eventual se plantea con la imprudencia, ya que la línea que separa a ambos conceptos es pequeña. La imprudencia es la falta de un deber objetivo de cuidado que el sujeto activo no realiza. Utilizando el ejemplo de antes, es el conductor que también va tarde para coger el avión y que tiene que conducir el vehículo a una elevada velocidad. También se le plantea el supuesto de que pueda atropellar a alguna persona, pero confía en que por su experiencia en la conducción, si ocurre tal situación, pues la evitará y no se producirá el atropello y sin embargo, falla y atropella a la persona. En dicho ejemplo, no existe dolo, pues falta la intención y la voluntad de cometer la acción.