Ante las repetidas agresiones de los matones sindicalistas, veo necesario articular un movimiento social como aquel que puso contra las cuerdas a ETA. Un movimiento que conduzca al repudio a los actos vandálicos, el aislamiento social de estos grupos de matones, la desarticulación de esos comandos terroristas de piquetes y liberados, la ilegalización de los sindicatos vandálicos, un endurecimiento del Código Penal en relación con estos asuntos, (que por ejemplo lo de la persona jurídica responsable y sus sanciones se extienda a los sindicatos) por supuesto, cerrar el grifo a estos indeseables y finalmente, la total derrota del terrorismo sindical. Este es el camino: como lo del 5 a las 5, pero con esta otra gentuza.