Centrémonos en los políticos para el futuro. Empezaríamos por dotar a esos mirlos blancos que estan por llegar de una serie de valores , capacidades y otras virtudes que hagan posible confiar en ellos, porque cuando uno piensa en un político, honrado, buena gente, en paz con amigos y enemigos, no ambicioso, entonces se imagina a una especie de Gandhi, medio en cueros con un toque de ido como que no es de este mundo y ya no mola... porque iba a durar menos que un caramelo a la puerta del colegio. Quizá algo menos blando, más contudente que te dé confianza y fuerza , entonces se nos viene a la cabeza nuestro buen amigo Adolfo H. pero dá yuyu más que nada por nuestra fascista historia reciente.
A lo mejor ya que biológicamente es imposible quizá tengamos que recurrir a la ingeniería genética, pero como no es posible experimentar con humanos(niñerias de la ética) tendremos que cruzar la habilidad de un zorro con la nobleza de un caballo, y la fuerza de un elefante, y para dotar a ese ser genuino de inteligencia había que poner la de Tarzán el cual acabó loco en una silla de ruedas y dando alaridos...mal lo veo yo el tema...mal lo veo... A ver quien controlaría al bicho ese