LAS PALMAS DE GRAN CANARIA.
El juzgado obliga a dos pensionistas minusválidas a abandonar su piso alquilado. El 15-M ha convocado una manifestación para intentar detener el desahucio.
A Araceli Ramos se le acaba el tiempo. Tiene marcado en rojo en el calendario el día 6 de julio. Para entonces espera la visita de un agente judicial y varios policías que deberán asegurarse de que ella y su madre abandonan su casa en la calle Manuel de Falla de Las Palmas de Gran Canaria. “Dentro de dos semanas nos ponen en la calle”, confirma. De momento ha pedido el apoyo de los indignados acampados en el Parque de San Telmo, en la capital grancanaria, que ya están organizando una acción para parar el desalojo.
“Somos dos personas minusválidas” explica Araceli, “a mí se me retiró mi pensión indebidamente, y no se admitió ningún recurso”. El caso de esta mujer, que tiene reconocido un 69% de discapacidad y cuida de su madre de 79 años y enferma de Alzheimer, es particular. No se ha visto afectada por la ejecución de su hipoteca ni es el banco quien planea quitarle la casa. Hasta ahora vivía en un piso de alquiler por el que pagaba 400 euros directamente a la constructora del inmueble, Augesvi S.L., pero hace un año y medio que no ingresa la mensualidad, justo el tiempo que ha pasado desde que le quitaron la paga de 339 euros por invalidez.
Araceli asegura que ha hecho todo lo posible por seguir ingresando lo que podía. “En un principio llegamos a un apalabramiento”, afirma, “incluso en el mes de febrero, cuando había pedido el deshaucio, que yo no lo sabía, le ingresé 600 euros de venta de objetos personales”. El pasado 13 de junio el Juzgado de 1ª Instancia número 4 de Las Palmas dió la razón a su arrendatario. Y las gestiones han ido más rápido de lo que ella podía esperar. En mayo recibió la primera notificación de desahucio, previsto para el 23 del próximo mes. Tras el juicio, la orden se adelantó al día 6. “Me parece que no es ético que una persona no te de tiempo ni para vender tus enseres y poder buscar alguien que te alquile”, dice.
“Si fuera un particular, yo no hubiera llegado a esto”, admite, “pero es una constructora, no se va a quedar pobre”. Araceli y su madre viven con los 339 euros de la única pensión que les queda. Desde que en 2010 le acusaran de pasar 90 días en el extranjero y, por tanto, le retiraran el derecho a la ayuda, han ido ingresando lo que han podido, pero la inmobiliaria les reclama, además, 80 euros por cada mes que han vivido en el apartamento. Según Araceli, llegaron a un acuerdo con el arrendatario para pagar 400 euros en lugar de los 480 del alquiler. “En el juicio no lo explicó así, pero existen las facturas”, apostilla, “en ningún momento tuve mala fe”.
El 15-M, al rescate
Los indignados del 15-M acampados en san Telmo han convocado para el mismo día del desahucio una manifestación con la que intentarán evitar el desalojo. Es la primera acción de este tipo en LPGC, pero les avala el éxito de otras acciones de este tipo que se han sucedido por varias ciudades españolas.
El apoyo de los acampados no es extraordinario. Araceli es una más de la “familia”. Lleva visitando la plaza desde que comenzó la protesta y no ha faltado a ninguna concentración, a las que ha llevado también a su madre, que necesita una silla de ruedas, cuando no muletas, para poder desplazarse.
“Estaba en la acampada y les conté lo que me pasaba”, explica. El 15-M decidió actuar y de allí surgió la idea de empezar a mover el colectivo Stop Desahucios Gran Canaria, una iniciativa que lleva por nombre un proyecto de acción promovido la Plataforma de Afectados por la Hipoteca que ya suma 48 desalojos evitados en toda España.
La primera movilización ha tenido éxito. El pasado jueves una veintena de indignados acompañaron a Araceli y a su madre al Ayuntamiento para entregar parte de la documentación que demuestra varias irregularidades de las que se queja la afectada. “Nos ha llamado Isabel Mena (ex concejala de Igualdad del consistorio capitalino) para que el lunes fuera con la señora para que termine de arreglar los papeles”, explica Isabel Saavedra, una de las indignadas que asesora legalmente a Araceli. El martes o el miércoles la cita es con la concejala de distrito de Puerto-Canteras.
Según Araceli, hay varios puntos oscuros en su caso, o al menos, una actuación negligente por parte de las autoridades. En primer lugar alega que ella ni siquiera tiene pasaporte y que no pudo pasar en el extranjero 90 días, razón por la que le retiraron la pensión. Además, explica que en 2009 descubrió que otras dos personas estaban empadronadas en su misma casa y que eso ha permitido justificar que en esa vivienda se percibía una renta mayor de la real. También se ha sentido desprotegida: “Llevo un año y un mes solicitando ayuda y no nos atienden en ninguna parte”. Asegura, además, que le han informado de que su solicitud para la subvención por la Ley de Dependencia ni siquiera ha sido tramitada y que, tras 13 años siendo solicitante de vivienda, aún no le han hecho caso.
Lo que intentan es encontrar una alternativa de vivienda digna para madre e hija, que se niegan a estar separadas después de 17 años viviendo juntas. Después de varias ofertas para que cada una fuese a una residencia diferente, Araceli confirma que lo último que le ofrecieron en Asuntos Sociales era alojamiento en una pensión en el puerto y el posterior traslado de ambas al mismo centro asistencial. “Yo no firmé nada”, dice desconfiada, “si es legal, que me lo ofrezcan el 6 de julio”.
simple22 como es que no estas al lado de esta familia de discapacitado que se van a ver en la calle por un desahucio a todas luces injusto e incluso yo diria por continuados errores de la administracion ya que a una de las mujeres le quitaron la pension y tiene un 69% de discapacidad.
Tu no estas pero si estan aquellos que tu llamas terrorista y en el fondo son personas que se hacen solidario contra la injusticia que la propia justicia produce. ¿Donde estas tu que no te veo en la foto pero si te leo aqui todos los dias insultando a este colectivo que si esta con los mas debiles?
Es facil escribir en el anonimato y dificil estar al lado de los que sufren
