Para mí, desde que comencé la carrera, septiembre es una convocatoria con alguna asignatura programada de antemano y lo que hago, desde entonces, es cogerme las vacaciones a partir de la fecha del examen. Hasta ahora, a excepción del año pasado por un problema laboral muy grave, me ha ido muy bien con este sistema y espero que continúe así este año. Lo que tengo programado es cambiar el par de horas que se suele dedicar a la siesta, desperezarse y tomar un café, por dos horas de estudio los días de diario y los fines de semana, para disfrutar hasta quince días antes del examen en que habrá que apretar un poco más los codos.