Es interesante, porque, conviene recordarlo, los indignados están defendiendo cosas tan elementales y obvias como el derecho de propiedad, el libre mercado y la responsabilidad individual.
Derecho de propiedad frente a los embargos, el libre mercado frente a la macrosubvención bancaria y la responsabilidad individual, frente a la injusticia del fuerte o la impunidad del poderoso.
Y esta fiebre antidesahucio no es una fiebre compasiva, que también, sino que nace de la conciencia de una injusticia intrínseca: que es la de que con los malos gestores no se aplica la "ley de hierro" que los bancos aplican a los hipotecados morosos. Dicho de otro modo: si el hipotecado que no paga, va a la puta calle, por las mismas debe ir a la puta calle el gestor de una caja de ahorros que ha quebrado, como Serra o Hernández-Moltó. Sobre todo, cuando hay fundadas sospechas de robo a manos llenas.
Es decir: si al hipotecado moroso hay que dejarle caer, al banco insolvente exactamente lo mismo. Y no se ha aplicado esa simetría.
De igual modo: si al hipotecado moroso persona física, hay que dejarle caer, por las mismas, si el hipotecado moroso es un partido político o un sindicato, por las mismas se le debe embargar su sede y no se ha aplicado esa simetría.
Y en otro orden de cosas, si a un moroso persona física, se le corta la luz, por las mismas al moroso, si es una institución, también se le debe cortar la luz. Esto es lo que tienen que entender los Luis XVI del siglo XXI. Los PSOE, PP, nacionalistas, IU, sindicatos, administraciones y demás chiringuitos corruptos, cuando no, criminales.