En este caso, muy a mi contra, no podemos hablar de inducción; si el señor de la barra del bar hubiese tomado la decisión de golpear antes de la intervención radiofónica del "periodista", ya que el art. 28.b CP prevee que la inducción ha de ser directa, hacia un delito concreto y dirigida a un autor determinado... pero si el de la barra, previamente había resuelto cometer el aporreamiento, "omni modo facturus", la conducta del locutor no crea ni incrementa el riesgo de que se pueda cometer el delito. El "periodista" no tiene culpa que el de la barra aporree a diestro y siniestro.
Lo que tenemos que dilucidar, querido Simple, es si el parroquiano cuando escucha a tu protegido había decidido o no cometer la infracción... si no lo había decidido es cuando tenemos que entender que la locución "cuando le llama de todo" actúa como inducción (art. 28.1 CP) y ejerce un influjo psíquico sobre el del bareto, porduciendole un doble resultado:
1.- generando una resolución criminal en el parroquiano
2.- dando lugar a un principio de ejecución (tentativa) por su parte.
Si afirmamos que la locución es de tal magnitud que tiene una imputación objetiva en el resultado de la acción, que resulta determinante en la acción final... se ha de valorar la peligrosidad ex ante de su conducta y el resultado final del riesgo que crea con su influencia en el parroquiano. Dicho esto, a nivel personal puedo decir que considero que el "periodista" seria complice del parroquiano ya que su aportación favorece el desarrollo de la ejecución, pero no es determinante para su existencia; ya que, éste tomó en primer lugar la decisión de actuar en contra del pobre aporreado.
Entonces, podemos hablar de inducción? no; pero podemos hacerlo de complicidad. Ya que el influjo psíquico contribuye a reforzar la decisión del aporreador. Es una complicidad psíquica, ya que la resolución la toma el pobre desgraciado, que se deja influenciar por las ondas hertzianas, y por tanto vuelve el radiofónico líder a no tener ninguna aportación relevante en la lesión ("omni manera facturus")
Pero claro, aquí tengo que decir, para vergüenza mía que el tal Federico no es de mi agrado... y puedo ser partidista...
