No es absoluto, pero la jurisprudencia en los casos mediáticos da clara preferencia al derecho de información y opinión, de modo que se considera el insulto como una especie de exceso tolerable...
Si nos metemos en el terreno del insulto, la jurisprudencia no se inclina de forma tan clara hacia ese lado de la balanza. Entre otras posibilidades, cito un extracto de una sentencia del Supremo (Id Cendoj: 28079110012011100566):
»También se alega que Victorio ha consentido que se hable de su vida privada, habiéndolo hecho
su novia en un reportaje en la revista HOLA, y que por ello no puede reclamar, invocando para ello el art.
2 LO 1/1982 (actos propios y usos sociales). Tampoco este argumento puede servir para que una persona
deba soportar las expresiones vejatorias. Como ya ha dicho con reiteración el TC, los personajes famosos
que voluntariamente han abierto las puertas de su vida privada pueden ver disminuido su derecho al honor o
intimidad, pero ello no les convierte en obligados y mudos sujetos pasivos de los insultos.
Hay más sentencias en este sentido. Y en este caso, estamos hablando de un personaje famoso que, en otras ocasiones, redujo él mismo su protección a la intimidad con declaraciones en medios del corazón. E incluso en este caso, la sentencia le da la razón.
Un saludo.
