Bueno, aprovechando la coyuntura, quería agradecer el trabajo doblemente anónimo de esos compañeros que nos hacen tan gradísimos favores. Porque la calidad del favor debe valorarse en función del gran esfuerzo que hacen ellos, y del todavía mayor beneficio que nos proporcionan gratuitamente a nosotros.
Y es que la generosidad verdadera suele ser inversamente proporcional a la exhibición que se hace de ella. Por eso, quería agradecer a estos doblemente anónimos compañeros su auténtica y verdadera generosidad.
Aunque a veces, pocas, ocurre que los "conocemos" (foreramente hablando) y podemos agradecérselo personalmente, y ellos, gente buena de verdad, aceptan los elogios con auténtica modestia.
Sí, aquí hay muy buena gente oculta.
Saludos