Soportó penalidades, participó en la primera huelga contra el franquismo, se afilió al PCE y fundó Comisiones Obreras: ¿Marcelino? No: el otro, el más desconocido. De su nombre oficial no me acuerdo, pero sí de que sus padres le pusieron “Progreso.”
Nadie le dio un premio en su vida, nadie le hizo un homenaje, estuvo en la cárcel durante el franquismo y hoy, aún sigue en la lucha.
Fundó un sindicato, y éste degeneró en mafia subvencionada, en milicia de un partido degenerado y corrupto. O peor, en vasallo del vasallo, que como todos sabemos en la Edad Media, el vasallo del vasallo, era vasallo del señor. Hoy exactamente igual, así que no hemos cambiado tanto. Y así Comisiones, vasallos de IU son a su vez, vasallos del señor: PSOE.
El ámbito geográfico en el que se desenvuelve Progreso, por paradójico que resulte es Vascongadas. Heterodoxo en dictadura y en democracia, el desengañado anciano clava uno de sus dardos: “sí, en el franquismo me detenían, me llevaban a comisaría, me desterraban, pero nunca tuve la menor sensación de peligro. Cuando conocí realmente el miedo, fue con la otra dictadura: la de ETA.”
Desencantado con el comunismo, o mejor dicho, con el partido, PCE primero, IU después, se afilió al PSOE. Fue diputado, hasta que tuvo lugar el suceso terrible de Miguel Ángel Blanco. Se apuntó a la estrategia de acorralamiento contra los terroristas, era el momento de darles la puntilla, de modo que no volvieran a levantar cabeza. Y entonces, según él, se fue del PSOE porque el PNV y otros nacionalistas reventaron el cerco contra ETA (acudiendo en su ayuda) y el PSOE fue cómplice de aquello. Hoy el viejo comunista, sigue luchando. Felizmente, las ideas que él dice defender, no triunfaron, porque entonces él, una persona ideológicamente independiente, habría sido de los primeros en caer en uno de esos campos de exterminio comunistas. Y hoy, busca refugio en UPyD, porque según él “es de izquierdas” y quiere reventar los privilegios injustos a todas luces de los nacionalistas y la discriminación contra los hispanoparlantes.
Se considere lo que se considere, hace honor a su nombre: progreso. No se aferra a una teoría por la teoría, sino que va a lo práctico, a lo que beneficie al pueblo, venga de donde venga. Y su nombre y trayectoria, es reflejo de que el progreso no es una cosa fija, inamovible, ni patrimonio de unos pocos, sino que por el contrario va y viene de unos a otros, que no importa tanto la etiqueta como sobre todo la persona. Además, ¡pàra qué complicarse! Quizá él llame a lo suyo “izquierda, derecha, comunismo”, lo que sea: yo lo llamo sencillamente sabiduría. ¡¡Sí señor!!
PD: Lamento no haber tenido noticia hasta hoy, de ese SEÑOR.