El problema, Joaquín, es que sabes perfectamente que el felipismo judicial es el origen de la corrupción judicial y política y sin embargo te resistes a cambiar el modelo.
Y Garzón será una torre, la reina, etc. una pieza importante de ese ejército de corruptos, pero una pieza más a fin de cuentas...
Indudablemente Garzón encajaba muy bien en ese modelo con su ida y vuelta a la política, pero aquello debe acabar, en vista de que España está como está precisamente por culpa de este modelo judicial. Un modelo judicial donde si la ley decía blanco, el juez puede decir que es negro, amarillo o naranja si conviene al poder. Y tal grado de relativismo y de libertinaje no trae más que desgracias y descomposición institucional. El problema es que por querer ganar una guerra que ya no puedes ganar, ni nos va ni nos viene, este país se está echando a perder. Y aquí vale todo, y si conviene al partido X o Y que ETA esté en el Parlamento y reciba millones y millones de euros, pues ETA lo recibe aunque sea ilegal, aunque perjudique a todo el país, o aunque sólo beneficie al partido A.
¿Es viable este modelo? ¡Claramente no! Y la frase de Garzón va en el contexto de las conferencias que pronunció en Nueva York. Conferencias políticas, no se olvide. Y conferencias políticas no a título particular y en periodo vacacional, sino en periodo laboral y a título de juez, de ex-juez o de semi-juez. Y no es ni siquiera una política que el haya aprendido de estudios, o de reflexiones que haya hecho en su tiempo libre, sino política que ha mamado de su juzgado o, mejor dicho, de la politización de su juzgado.