En la jurisdicción contencioso-administrativa, que es la que más conozco, yo diría que la administración de justicia resulta más cara, y lenta, por la propia actuación de la Administración. Quiero decir: se recurre a esta jurisdicción, se gana una sentencia en primera instancia, la Administración recurre con los argumentos más peregrinos, se gana ante el TSJ, la Administración no ejecuta la sentencia, claro: el juez tiene que dictar providencia de ejecución. La Administración, al cabo de unos cuantos meses, presenta incidente de inejecución de sentencia. Y ahora el demandante tiene que expresar su oposición a dicha petición.
La Administración, pues, marea la perdiz todo lo que quiere; incumple plazos procesales; intenta retrasar todo sistemáticamente.
Y así nos va.
Hoy El País habla del tema.