Lectura indignada de la Constitución:
Dice el artículo 1: “España se constituye en un Estado
social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad,
la justicia, la igualdad (…)”.
Y añade el 14: “Los españoles son iguales ante la Ley (…)”.
Y va el 24 y dice: “Todas las personas tienen derecho a obtener
la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión”.
Y abre otro flanco el 27: “Los poderes públicos garantizan
el derecho de todos a la educación (…)”.
Y mira lo que ordena el 31: “Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos
de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y
progresividad (…)”.
¡Anda que el 35! “Todos los españoles tienen el deber de trabajar y
el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a
una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo”.
Y el 40: “Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para
una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial realizarán una política orientada al
pleno empleo”.
Y el 41: “Los poderes públicos mantendrán un
régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad,
especialmente en caso de desempleo. (…)”
Y el 47 “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de
una vivienda digna (…)”.
No sigo, no quiero daros la mañana. Hoy, día de la Constitución, leerla te puede llevar a la indignación.
¿Qué hacen los políticos y las instituciones celebrándola, si donde tenían que estar es haciendo cola en el Tribunal Constitucional para presentar recurso de inconstitucionalidad universal contra sí mismos y contra todas sus acciones y omisiones? A diciembre de 2012, quinto año de la crisis, la Constitución no es solo papel mojado. Es también la prueba de cargo de la violación flagrante y continua de la legalidad en que se ha convertido nuestra vida pública.
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LoginY Rajoy todavía niega la necesidad de reformarla, afirmando que todo funciona y que no hay que cambiar nada. Pues es verdad, quizás con cumplirla sería suficiente.