Y el lógico corolario de todas estas reflexiones, sería el siguiente:
1. No debemos despreciar lo que tenemos. Un bienestar social relativamente bueno, nivel de vida bueno, clima, libertades, avances tecnológicos, acceso a la cultura, etc. Ahí todavía estamos bien.
2. Pero lo malo no lo debemos despachar como meras "imperfecciones", ni tampoco llegar a la conclusión de que lo que hay, sin ser perfecto, tiene "la perfección de lo que no es perfecto".
3. Por el punto primero, por lo que tenemos, es por lo que son más aterradoras las formidables amenazas que se ciernen sobre nosotros. Ya que si lo que bueno que hay es muy bueno y muy valioso, también induce a crearnos una falsa sensación de seguridad, como si al conducir un coche nos sintiéramos tan bien que pensáramos que estamos levitando, nos dormimos y es entonces cuando nos la pegamos.
4. No sentirnos como españoles, acomplejados ni renunciar a nuestra personalidad y a hacer las cosas a nuestra manera.
5. Pero al mismo tiempo, abrirnos a todo lo que venga de fuera, que pueda resultar provechoso, sin por ello dejar de seguir siendo nosotros mismos.
6. Y cuidado con decir que porque la democracia esté falseada y corrompida, no es una democracia real y esto nos lleve a comparar lo que somos actualmente, con la Cuba de Fidel Castro, con Marruecos, Egipto, Argelia, Irán, Irak, etc. Ya que ellos carecen de lo que tenemos nosotros en el punto 1 y que podemos perder si seguimos así, pero que aún no hemos perdido. Estamos al borde del precipicio, y deberíamos mirar a los que ya han caído, pero no así mirar hacia arriba, como si viviéramos en el mejor de los mundos. Y debemos mirar hacia abajo, por dos cosas: para ver cómo están ellos y cómo podemos llegar a estar nosotros si seguimos así. Queremos despegar, es obvio, pero no creo que la mejor pista de despegue, sea estar como estamos al borde del precipicio. Primero tendremos que quitarnos de ahí y luego, construír el cohete poco a poco y cuando esté listo, despegar. No somos homologables a esos países bananeros, y por tanto no se puede decir que esto sea una dictadura. Ya que las ventajas del apartado 1, por ejemplo, no existen en esos países bananeros.
7. Pero cuidado también con decir que esto es homologable a una democracia con mayúsculas. Sí, se puede votar, pero las elecciones están adulteradas masivamente por el fraude electoral. Sí, se puede protestar, que no es poco, pero no sirve para nada. Sí, se pueden hacer huelgas, pero no sirve para nada. Sí, podemos aprender cosas, pero son una inmensa mayoría los españoles irrecuperables y, fatalmente embrutecidos a los que sólo les cabe en su cabeza, un balón de fútbol, o que la tengan todavía más pequeña que un balón de fútbol. Esto que yo llamaba "futborricos" Por tanto, cabría calificar a este régimen con el nombre de "dictablanda." Quizá no les hace falta una dictadura, porque con tanto "futborrico" tienen la situación sobradamente controlada. Quizá sea ese nuestro talón de Aquiles, más que la pretendida fatalidad histórica que algunos dicen que hay en el sólo hecho de ser español.