Se enseñarían todas las costumbres de la historia, las cuales son buenas y malas según quién las valore. Y como en todo, siempre habría un juicio distinto según la persona, pues que entren todas y se acaba la discusión. Que se muestre al ser humano tal como ha sido, es y seguirá siendo: genial, divino, benefactor, pero también terrible, criminal, sanguinario, egoísta, generoso, siempre imprevisible para bien y para mal, etc. En cuanto a lo de descalificar, pues es obvio que quien tuviera competencias sobre las trampas: los jueces en caso de que la trampa venga de los partidos, el árbitro si es un partido de fútbol, las autoridades académicas si la trampa es en un examen, etc.