Esto apareció en otro foro el día después de la diada del año pasado:
EL DÍA DE LOS IMBÉCILES.
Los imbéciles dicen estar de enhorabuena porque han celebrado su día. Se han juntado todos y se han jaleado unos a otros diciéndose lo buenos, lo cultos y lo modernos que son a la vez que se han lamentado por la falta de justicia y de libertad que hay en su aldea. Y por eso exigen independizarse del que ha sido su país desde antes de que los perros empezaran a ladrar.
Como son imbéciles nunca aceptarán que su aldea nunca ha sido un país independiente, nunca aceptarán que jamás hubo ninguna guerra contra sus vecinos, hermanos y primos que ellos perdieran y desde entonces están intentando recobrar su identidad. Tampoco reconocerán nunca que sus propios vecinos, -aldeanos de pura cepa con genoma y Rh de aldeano-, han luchado desde siglos bajo banderas que ellos consideran extrañas. Nunca aceptarán, porque además de imbéciles son mentirosos, que las faltas de justicia y de libertad que hay en su aldea las sufren precisamente los que por sentido común o por haber leído algo de historia no manipulada, piensan que en el siglo XXI lo que hay que hacer es tirar fronteras, no crear nuevas; que los idiomas están para que la gente se entienda y no para lo contrario; y que la historia de su aldea es exactamente la misma que la de Cuenca o Málaga.
Dicen los imbéciles que son mayoría en su aldea y que en el día de los imbéciles se han juntado nada menos que dos millones de palurdos. Pues resulta que según su propio instituto "nacional" de estadística, en la aldea viven siete millones y medio de personas. ¿Y los demás? A lo mejor resulta que no son mayoría, pero como son imbéciles además de mentirosos, nunca reconocerán que en las elecciones de su aldea los porcentajes de abstención rondan el cuarenta y a veces hasta el cincuenta por ciento. Y los imbéciles votan siempre, que conste.
Pues eso, que quieren la independencia "para poder gestionar sus propios recursos" como ha dicho un palurdo imbécil en la tele. Bueno, que se queden ellos solitos con sus minas de oro, plata, coltan, hierro, sus enormes yacimientos de petróleo, gas, sus grandes cultivos de cereales, sus grandes explotaciones ganaderas que abarcan hasta donde alcanza la vista...¡Ah, no! que no tienen nada de eso y resulta que si se independizan se tendrían que comer los mocos y chupar las piedras.
Porque eso es precisamente lo que les pasaría en el caso de que el resto de España les abandonase a su suerte y por el puerto de la aldea no entrase ni saliese una puñetera tuerca que se produzca o se vaya a vender en España, si en el Ebro se les hiciera un buen pantano y se les cobrase a mil euros el litro de agua, si se les hiciera un buen muro tan alto como su estupidez para que no se mezclaran nunca con sus vecinos, hermanos y primos. Y todo esto sin poder hacer ya contrabando contra los intereses de la hacienda pública española sino contra la suya, independientemente de que los nuevos estados siempre han nacido a costa de muchos muertos. ¿Cuántos están dispuestos a morir por la independencia de la aldea? No creo que lleguen a dos millones, pero habrá que contar también cuántos españoles están dispuestos a recordarles a tiros lo que ha pasado a lo largo de la historia cada vez que un ca.brón conduce a la guerra a una masa de borregos analfabetos dispuestos a morir por una bandera.
Ha salido en la tele una palurda analfabeta subida en un atril diciéndole a dos millones de borregos analfabetos que "no se trata de dejar de ser catalanes, sino de dejar de ser imbéciles". Pues a ver si se aclaran, porque nadie les ha pedido nunca que dejen de ser aldeanos, sino que dejen de hacer el imbécil.