Deja que responda, el gran Gerard:
"-¿Qué han supuesto entonces para usted estos 37 años de régimen autonómico?
De entrada, estos 37 años de fracaso político, económico y social, de quiebra de la convivencia entre españoles, nos deberían servir al menos para rendir culto a quienes nos dejaron una España mejor que la que hoy tenemos. Tiene tarea que nos hablen de memoria histórica quienes han revisado la propia de España para hacer más aplicable sus cuentos, felonías, robos y mentiras. Se soterra de los libros de texto el ejemplo de nuestros héroes y se pondera a los enemigos con relatos de mermelada. Se ignora a los héroes del Alcázar y de la División Azul y al mismo tiempo se ensalza la conquista musulmana: las crucifixiones de Córdoba, los ahorcamientos de Granada, las decapitaciones de Toledo y de Barcelona, de Sevilla y de Zamora. Las de Sevilla, decretadas por Mutamid, el rey que adornaba los jardines de su palacio con cabezas cortadas. Crucificados o decapitados o ahorcados. Y a veces empalados. Se oculta que esa historia corremos el riesgo de volver a vivirla gracias a estas instituciones puestas a partir de 1975 al servicio de nuestra aniquilación como parte de un ideal que trasciende al de todas las logias. Un pueblo sano, valiente y orgulloso como era el español hasta 1975, sin las telarañas mentales del de ahora, era un pueblo muy difícilmente manipulable por quienes han tutelado durante 37 años nuestra descomposición moral hasta convertir este país en una cloaca y a sus gentes en masa fácilmente manipulable y que sólo vocifera en los campos de fútbol y en los programas de la telebasura; carne de cañón de un club selecto de mercaderes, conejillos de india de los proyectos de ingeniería social concebidos para laminar la dignidad humana, votantes robotizados de unos partidos a su servicio. "