2.- MITOS Y FRACASO DE LA ORTODOXIA ECONÓMICA
La ortodoxia económica propuso para salir de la crisis una combinación de política fiscal restrictiva, política monetaria expansiva (ampliación de los balances de la FED o del BCE), y deflación salarial, bajo una serie de hipótesis que han resultado ser falsas. Ha hecho un diagnostico absolutamente erróneo de lo que está pasando en el mundo. Como consecuencia, sus recetas económicas han fracasado, y, como corolario, no hacen otra cosa que revisar de manera continuada y adaptativa sus previsiones económicas a la baja.
El multiplicador monetario no ha funcionado, al estar en trampa de la liquidez. El impacto negativo de las restricciones presupuestarias sobre el crecimiento económico ha sido casi cuatro veces superior al estimado por los modelos del FMI, y ya no hablemos respecto a las tonterías pregonadas por los neoricardianos. El abaratamiento generalizado de los salarios y del despido ha acabado hundiendo la demanda efectiva, es lo que se conoce como paradoja der costes.
Pero son insaciables, no solo no piden perdón a la ciudadanía, sino que intentan engañarnos miserablemente con el único objetivo real de proteger en última instancia a una élite financiera quebrada.
El fracaso de los Bancos Centrales
La práctica totalidad del análisis e investigación económica de los distintos bancos centrales se encuadra dentro del paradigma neoclásico. Por lo tanto, ni predijeron en su momento la actual crisis sistémica, ni entienden la naturaleza de la misma. Ignoraron el papel de la deuda privada en la crisis, por ello no la vieron venir. Pero es que además llevan muchos años actuando como bomberos pirómanos.
Son uno de los principales responsables de la actual crisis económica por endeudamiento privado. Ellos solitos, los Bancos Centrales, se bastaron para generar la mayor burbuja financiera e inmobiliaria de la historia, cuyas consecuencias las estamos sufriendo de una manera desgarrada en nuestras propias carnes. Y en última instancia están detrás de la actual insolvencia bancaria.
Pero decidieron continuar echando leña al fuego. Las expansiones de los balances de la FED o del BCE han generado un aumento de la propensión al riesgo, inflando los mercados financieros, sin que ello se traduzca en un aumento de la renta del país. Como la riqueza neta en relación al PIB es constante, si la riqueza crece muy por encima de las rentas se producirá una reversión a la media mediante un descenso del precio de los activos. En base a ello, prevemos un brutal aumento de la aversión al riesgo en los mercados financieros.
Pero es que además, en el actual contexto de sobreendeudamiento, la política monetaria es mucho menos eficaz a la hora de afectar a la actividad económica de lo que los inversores piensan. Así, por ejemplo, el principal efecto de un cambio en la base monetaria, como consecuencia de la expansión cuantitativa de la FED o del BCE, es cambiar la velocidad monetaria y los tipos de interés a corto plazo. Sin embargo, una vez que los tipos de interés a corto plazo caen a cero, las expansiones adicionales en la base monetaria simplemente inducen un colapso proporcional en la velocidad de circulación del dinero, y la economía entra en la trampa de la liquidez. Véase gráfico 1.
Gráfico 1
Gráfico 1.- Reversión a la media en la velocidad de circulación dinero en Estados Unidos.
Para entender mejor esta idea de que el dinero no circula veamos el balance de la Reserva Federa (FED) –se podría hacer exactamente el mismo análisis con el del Banco Central Europeo (BCE), Banco de Inglaterra (BOE), o Banco de Japón (BOJ)-. El balance de la FED, véase cuadro 1, se ha expandido desde inicio de la crisis fuertemente, pasando de los 911.198 millones de dólares a principios de 2007 a los 3,7 billones actuales, según cifras de 21 de agosto de 2013. Es decir, el crecimiento del tamaño del balance ha sido del 305%. El nivel de apalancamiento ha pasado de 25 veces a casi 59 veces.
Desde el lado del activo las dos partidas que más han aumentado son la compra de deuda soberana, cuyo volumen se ha incrementado en más de 1,2 billones de dólares, y deuda privada, cuya partida ha aumentado en más de 1,3 billones de dólares. Mientras los préstamos a la banca son inexistentes, nada que ver con la expansión cuantitativa del BCE. Desde el lado de la base monetaria, mientras que el efectivo en circulación apenas ha aumentado en 380.000 millones de dólares, las reservas de los bancos en la FED se han incrementado en más de 2,2 billones de dólares. ¡No circula el dinero!
Balance 1 Fed
Gráfico 1 Balance Fed
Esta política monetaria, a su vez, como veremos en la sección siguiente, es tremendamente injusta, ya que de la generación de burbujas o creación temporal de riqueza sólo se benefician las clases de renta más alta, abriéndose aún más la brecha entre ricos y pobres. La primera lección que sacamos, por lo tanto, es que la política monetaria en recesión de balances, o crisis de deuda privada, es irrelevante. No genera renta y simplemente inflaciones de activos.
El padre intelectual de esta nueva forma de implementar la política monetaria es la Reserva Federal de los Estados Unidos. La FED, desde el estallido de la burbuja tecnológica, viene aplicando la hoja de ruta de su actual presidente, Ben Bernanke, recogida en su discurso ante el Club Nacional de Economistas, el 21 de noviembre de 2002: “Deflation: making sure it doesn't happen here” Se trata de la percepción errónea de que aplicando una política monetaria ultraexpansiva, inundando de dinero al sistema se reactivará el ciclo económico. Lo único que hacen es ir de burbuja en burbuja, de la tecnológica a la inmobiliaria, y de ésta a la actual, donde la inmensa mayoría de activos de riesgo están sobrevalorados. Esta política irresponsable se basa en la Teoría Monetaria de Milton Friedman, cuyas hipótesis de partida son falsas. El dinero es endógeno, por mucho que les pese.
El fracaso de la Austeridad Fiscal
En nuestro país los asesores económicos tanto del actual gobierno como del anterior son parte de la ortodoxia. Justificaron y justifican los duros recortes presupuestarios aplicando la hipótesis ricardiana: “no se preocupe señor presidente, los recortes de gastos implicarán menos impuestos futuros, la gente racionalmente lo entenderá y no disminuirá el consumo”. Se olvidan del principio de demanda efectiva. Incluso el FMI en un estudio de noviembre de 2011, “Expansionary Austerity: New International Evidence”, concluía que todos aquellos ajustes fiscales encaminados a reducir sin más el déficit presupuestario tienen fuertes impactos contractivos en las economías que los implementen.
El problema es que el multiplicador fiscal utilizado por el FMI se ha quedado corto. Frente a unos cálculos iniciales donde se estimaba que una reducción del déficit público del 1% se traduciría en un descenso promedio del PIB del 0,5%, la realidad ha sido mucho más dura, los crecimientos económicos caerán, por cada punto porcentual de reducción del déficit, entre un 0,9% y un 2,0%, casi cuatro veces más de lo estimado inicialmente. Pero es que además la deuda pública en la práctica totalidad de los países occidentales no ha dejado de crecer. Para ello veamos, a modo de ejemplo, la conexión entre la deuda privada y las políticas económicas propuestas en nuestro país.
La deuda total de nuestra economía, privada y pública, se aproxima a los 4,5 billones de euros, alrededor del 425% de nuestro PIB.Desde 2010 se han promovido políticas económicas que tienen como objetivo último que sean los contribuyentes quienes sufraguen los errores de los sectores privados que generaron la actual crisis sistémica -bancario, inmobiliario, y monopolios naturales-. Y derivado de estas políticas se detectan dinámicas divergentes en la acumulación de la deuda. Véase gráfico 2.
Por un lado, hay un proceso de reducción de la deuda privada concentrado exclusivamente en familias y empresas no financieras. Como consecuencia de ello estamos en una recesión de balances privados: el consumo y la inversión, y por lo tanto la demanda interna, se han hundido, todo se destina a reducir esa deuda, especialmente complicado en un contexto de bajadas de rentas salariales.
Evolución Deuda de España por sectores residentes
Evolución Deuda de España por sectores residentes
Mientras, el sector financiero, insolvente, que fue quien concedió esa deuda, continuó incrementando la suya en plena crisis. Son los contribuyentes -vía FROB, SAREB y avales a esa deuda bancaria- quienes están sufragando sus multimillonarias pérdidas. Como consecuencia se produce una explosión del volumen de deuda pública. Desde el cierre de 2008 el volumen de deuda pública sobre PIB ha aumentado más de 60 puntos porcentuales, produciéndose la mayor aceleración en los gobiernos Rajoy. Véase cuadro 2. Ello se debe básicamente a dos razones. Por un lado, el rescate bancario, que se ha hecho a costa de los contribuyentes; y, por otro, la intensa recesión de balances acelerada por las políticas económicas implementadas desde mayo de 2010, y que activaron los estabilizadores automáticos. Según nuestras expectativas, las nuevas necesidades de financiación de las administraciones públicas para el período 2013-2015 oscilan entre 470.000 y 621.000 millones de euros. Si se confirmaran, el montante final de nuestra deuda soberana en 2015 alcanzaría entre el 140% y el 160% de nuestro PIB.
Volumen de Deuda Pública según el Protocolo de Déficit Excesivo.
Bajo la creencia de que los costes relativos mueven la economía, la ortodoxia defiende una devaluación interna vía salarios como salida de la crisis. Se equivocan en el diagnóstico. La economía es dirigida por la demanda, no por las restricciones que dependen de la oferta y de las dotaciones existentes.
Se trata de una proposición contraria a los defensores del pensamiento único: lo que es cierto para una empresa, a nivel microeconómico, puede ser falso a nivel macroeconómico si todas las empresas hacen lo mismo. Se conoce como la paradoja de costes: si todas las empresas consiguen rebajar los salarios, mientras aumenta su margen de beneficios y conservan los precios a un nivel fijo, las empresas en su conjunto venderán menos productos y sus beneficios caerán. La España de hoy es un buen ejemplo de ello.
Desde que llegó al poder el actual ejecutivo los índices de competitividad de nuestro país han empeorado. Tal como puede verse en el gráfico 3, publicado por Banco de España, todos los indicadores de competitividad –con precios industriales, precios de consumo, valores unitarios de la exportación- no han dejado de subir, lo que representa una pérdida de competitividad, ver nota a pie de página.