Pablo Iglesias, deja de pensar en ETALa estrategia comunicativa del PP está pensada. Pretende situar en el centro del tablero político a Podemos, azuzar el miedo para movilizar a sus votantes rezagados y hastiados que se han quedado en casa en las europeas y, por otra parte, acabar con el PSOE al anularlo del pin pong dialéctico. Si el PP elige a Podemos como contrincante, está convirtiendo a Podemos en su enemigo político, en el rival a abatir. Y anulando al PSOE, para provocar un pésimo resultado electoral socialista que haga más fácil formar al PP una mayoría parlamentaria.
Por otra parte, el PP necesita quemar todos los cartuchos difamatorios contra Podemos para restarle simpatías. Podemos es cascarón de huevo, sin experiencia de gobierno y sin presencia en ayuntamientos y comunidades autónomas, no tiene posibilidad de quemarse de aquí a la celebración de las próximas elecciones generales. Así, la única posibilidad de quemar a Podemos es acusándolo de recibir financiación de Venezuela o de apoyar a la banda terrorista ETA.
Y aquí, en la gestión de las burdas acusaciones del PP hacia Podemos, es donde se equivoca Pablo Iglesias, al legitimar las acusaciones y sentándose enfrente de los populares a desmentir que ni es de ETA, ni ha recibido financiación de Venezuela. Al sentarse enfrente de Esperanza Aguirre, Podemos está aceptando el escenario que le propone el PP. Es decir, el PP se sale de su escenario fatídico de los desahucios, de la pobreza infantil, de la tasa de paro, de la corrupción, de las leyes antidemocráticas que está tramitando, del dinero regalado a los bancos y de la brutalidad policial.
En lugar de ser el PP quien responda por qué está convirtiendo nuestro Estado de derechos es un Estado de derechas o por qué no acepta el fallo del Tribunal de Justicia de la UE, que le pide que frene los desahucios por ser contrarios a la Justicia comunitaria, es Podemos quien se está defendiendo de las acusaciones del PP. En lugar de hablar de los problemas reales de la gente, creados por el PP, se está hablando de una ficción política que sirve como cortina de humo, para trasladar la presión desde el Ejecutivo de Mariano Rajoy hacia Pablo Iglesias y para desgastar burdamente a Podemos.
En el momento en el que te sientas enfrente del enemigo a desmentirlo, has perdido. Pierdes porque el enemigo sale vivo, al lograr que juegues en su terreno de juego y no en el que le es adverso. La estrategia comunicativa de Podemos ha logrado cosas realmente positivas, como robarle a la derecha el concepto de patriotismo o ‘travestir’ el eje izquierda-derecha en el binarismo oligarquía-casta, pero se equivocará si sigue a jugando en el circo que está diseñando el PP para que Pablo Iglesias se mueva en el campo de juego de los conservadores y, de este modo, la derecha huya de su peor marco simbólico: desahucios, paro, desigualdad, desnutrición infantil, migración juvenil, corrupción, leyes autoritarias y decretazo contra el derecho a decidir de las mujeres.
Pablo Iglesias debe administrar su ego o, de lo contrario, es posible que el PP consiga su objetivo y convierta a un cascarón de huevo como Podemos en un huevo roto y quemado antes de la próxima cita electoral. La mejor herramienta que Podemos tiene en su mano, para ir contra quienes le acusan de estar financiados por Venezuela o de apoyar a ETA son los tribunales ordinarios justicia.
Pero si el líder de Podemos sigue prestándose a convertir el debate político en un Sálvame Deluxe, diseñado por el PP, corre serio peligro de convertirse en el bufón de la casta y en legitimar las acusaciones del enemigo. Podemos ya ha roto el boicot mediático, por lo que ahora debe centrarse en comunicar que su proyecto político va más allá de escribir tuits recurrentes o de “darle caña” a Esperanza Aguirre. Básicamente, Podemos debe dejar de pensar en ETA y en Venezuela, que es justo lo que pretende la estrategia comunicativa del PP.
No puedes ver los enlaces.
Register or
Login