La estrategia es vieja. Suenan los vocingleros y los acríticos, en los mentideros de gente falsa que entiende el voto como inconmovible a la constancia de la realidad. De nuevo, escucho cimbrar el apocalipsis, España se acaba porque “ellos” se acaban, y de las marmitas del tiempo mágico emergen los demonios con rabos y cuernos, en este caso, encarnado por el profesor honorífico de la Complutense Pablo Iglesias. La política del miedo removida con desfachatez en todo el orden, desde el centro de trabajo a los medios de comunicación. Vendrán a quitarnos el segundo domicilio ( Aznar, El indeseable ), romperán la democracia Occidental ( Esperanza Aguirre, La condesa de la corrupción ), prohibirán el uso de los abrigos de visón ( Rita Barbera, La alcaldesa de los Billeteros Vuitton ). No deja de ser asombroso la docilidad de la que hacen gala populosos simpatizantes para justificar lo injustificable y autoconvencerse de su propia falacia. Tenemos a unos políticos muy consentidos y unos votantes los están convirtiendo en Tiranos prepotentes.
¿ No les da vergüenza ?