... nuestro ,mártir San Sebastián, viene a decirnos lo malos que somos, eso sí, en buen tono, como los curitas buenos, los del tono, precisamente.
Yo entiendo que a él pueda molestarle que dos hombres se casen, o que una mujer no tenga que aguantar al marido que la desprecia, o incluso que la aburre. Pasa que está llegando el fin de la noche, y procede beber la última copita, gin tónic, como diría el pijo Haby. La música ya no truena tanto, y mandan desalojar, que ya sólo quedan las últimas puticas moviendo sus caderas al son de una triste melodía, la que ponen ya para conseguir su fin, fin que no es otro que el fin de fiesta, que al fin es lo que más cuenta cuando uno se ha embriagado a costa de los demás, que hay quien a fin de cuentas lo consigue,y lleva toda la vida consiguiento, a cuenta de cuentos de hadas, que es lo que hay para contar. Ya no me quiero enrollar más.
La primera familia que habría que salvar, hubiera de de ser la que muchos de los que predican guardan en al anomimato. La mujer limpiaba en su casa, en la del cura. Sí, limpiaba todo lo que tenía que limpiar, espadas en alto, sables y otros instrumentos que no voy a nombrar. La segunda, digo que debieran salvar, habría de ser la de de los muchachitos, que además de la comunión, en ciertos católicos lugares otras cosas recibían, hostias y algo más, algo más consistente que el pan, y que mucha de la carne que gustamos comer. Para género, el que guardaban tales ilustres sujetos, de puertas para adentro en en tales lugares, muy concurridos, sobre todo cuando la fiesta no tocaba su final. Esa sí es ideología de género. El género es mío, debían pensar. Pero es lo que hay, y va haber, en este país de analfabetos, tiracabras, tuercebotas, meapilas, y algún que otro seglar.....el género genera lo que tiene que generar, ilusionistas, brujos negros que dicen ser blancos mientras predican. Pero trigo no dan, o sí, a la peor sí.
Ilusos, ilusionistas ilusos, no penséis que nada va a cambiar, que nada se va a mover. Todo se mueve, todo cambia, todo evoluciona. Ya puede gustar la teología lo que guste decir sobre que Dios no se mueve. Si existiera se movería. A fin de cuentas estamos de acuerdo. Pero si se moviera, sería para vomitar de su boca a toda esta plaga de seres mal nacidos, comenzando por los buitres romanos acabando por los carboncillos con casulla.
Ante esté percal, bienaventurado sea Satanás.
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