Privata, no te sulfures. Si un renacuajo le pega una patada en la espinilla al primo de Zumosol, puede que la primera vez no le diga nada, la segunda intente dialogar y convencerle de que pegar patadas en las espinillas está mal. Pero a la tercera patada en la espinilla, el primo de Zumosol le mete tal paliza que lo manda al hospital. Toda paciencia tiene un limite.
Y Francia ha perdido la paciencia.