Es dificil abordar el tema de la enseñanza dentro de los centros docentes, cuando entiendo que en estos no se debe tocar ese asunto.
El fallo fundamental de la enseñanza de nuestro país, hoy día, en mi opinión, es por una parte la falta de consenso político a la hora de planificar los curriculos de cada grado, y a consecuencia de esta se produce el empeoramiento de la exigencia de estudio, dado que los gobiernos no quieren grandes tasas de "fracaso escolar". Tales ideas están muy, muy, muy resumidas, pero indican el factor patológico de la enseñanza.
Es díficil oponerse a la existencia de una asignatura como Educación para la Ciudadanía desde posiciones cercanas a la de la Iglesia Católica, dado que esta impulsa la existencia de su propia asignatura dentro de la docencia obligatoria.
Por otra parte, y aquí si tiene razón la Iglesia Católica, tratándose (como así es) de una asignatura relativa a convicciones morales o éticas -o como dicen nuestros catedráticos de Derecho Eclesiástico del Estado: de cosmovisión-, no debería imponerse a aquellos que no tienen esa "cosmovisión" puesto que si en ella se incluyen temas como la Constitución, los Derechos y Libertades fundamentales, no puede considerarse nociva, pero si se añade (como así es) esquemas matrimoniales, sexuales, doctrinales, etc., que chocan con convicciones personales deja de ser una asignatura para convertirse en educación moral.
Algunos insistís en decir que algunos padres no saben transmitir sus valores a sus hijos, y siento reiterarme pero los padres (aunque no quieran) transmiten "sus" valores a través del comportamiento que realizan delante de sus hijos. Dicho en roman paladino, si tus hijos te ven insultando a la gente cuando conduces, no se debe esperar otro comportamiento de ellos que el que "ejemplarmente" le han mostrado los padres; si tus hijos no ven respeto entre los progenitores no se podrá esperar que respeten a sus parejas; si tus hijos observan el "escaqueo" a la hora de recoger la mesa, no puedes esperar que se impliquen en colaborar en casa. En fin, que no es necesario "adoctrinar" mediante la palabra a los hijos, es más no sirve de nada hacerlo si el comportamiento que cada progenitor realiza es divergente a lo dicho.