Buenos días,
Os contaré otra anécdota de exámenes (tengo unas cuántas). Hace mil años cuando empecé a estudiar Derecho en la presencial, tuve un examen oral de D. Canónico (así se llamaba entonces). Ese curso, mi padre había fallecido en el mes de mayo y, yo, a causa de su enfermedad, prácticamente no había ido a clase en todo el año. Mis compañeros me dejaron apuntes y en septiembre me presenté a unas cuántas. Bueno, al grano: pues como os decía, en D. Canónico ese año se hizo examen oral en septiembre. En un aula grande había 10 ó 15 personas esperando para examinarse, y cuando se examinaba uno y salía, iban entrando dos o tres personas que se sentaban en los pupitres de la clase a esperar su turno. Lo que quiero decir es que te examinabas no solo con el profesor, sino con bastantes personas delante.
Bueno, llegó mi turno y el profesor me hizo una pregunta que no recuerdo. No tenía ni idea, no sabía de lo que me estaba hablando...Se hizo un silencio terrible y el profesor me empezó a echar una bronca monumental. Una bronca de esas de profesor antiguo que solo los mas mayores recordarán...que si cómo se atreve usted a venir a un examen sin tener ni idea, señorita es usted una caradura y no tiene vergüenza, es una pregunta facilísima o es usted muy vaga o es que no es muy lista, además ya debería saber usted esto por haberlo estudiado en D. Civil...En fin, os podéis imaginar la situación. Yo intentando aguantar mecha estoicamente, pero muerta de vergüenza y deseando que me tragase la tierra... De repente, los compañeros presentes en el aula empezaron a decirle al profesor (que era el típico vejete cascarrabias) que lo que me había preguntado no entraba en el examen, y que tampoco lo habíamos visto en Civil...El profesor se dio cuenta de su error y vio que se había equivocado al echarme la bronca...se puso muy nervioso y me dijo: bueno señorita, pues a ver, dígame algo sobre el consentimiento en el matrimonio. Contesté y ya no me preguntó mas. Estaba deseando perderme de vista, se le veía incómodo por la bronca que me había echado! En fin, que aprobé fácilmente (normalmente hacían tres o cuatro preguntas), pero qué mal rato, jajaja! Ahora me río, pero que bronca me echó! jajajaja. Qué suerte tenéis los mas jóvenes que en estos tiempos ya no se permiten esas cosas!
Venga, mucho ánimo! A por ello!