Tengo que darte la razón en parte. De hecho hice un comentario en otro hilo que guarda cierto paralelismo con el tuyo, a propósito del Ministerio de Igualdad. A ver si lo busco y lo pongo por aquí, que viene bastante a cuento.
En cualquier caso creo que estás sobredimensionando el tema bastante, pero me viene que ni pintado para exponerte alguna idea más, y reconducir un poco el debate.
La Igualdad, así, con letras mayúsculas es imposible. Ya lo dijiste tú en otro post, pero debería ser un objetivo que estuviera siempre en mente de todo actor social (como la zanahoria que hace que el burro avance, aunque no llegue nunca a cogerla). Pero es que ya desde que nacemos, cada individuo está diferentemente dotado a nivel genético.
Los derechos han estado siempre diferentemente repartidos, si no a nivel de derecho sí a nivel de hecho.
Tanto es así que puede resumirse el proceso de construcción política occidental como la alternancia constante de diferentes actores sociales, que defienden o reclaman, según el caso, sus privilegios: Ciudadanos romanos/ esclavos; Señores feudales/ súbditos; Aristocracia/ burguesía; Burguesía Liberal/ proletariado socialistas... resumiendo, clase dirigente/ clase dirigida. Es una visión marxista de la historia, fundamentada en el paradigma del conflicto, en su versión de clases, visión que puede extrapolarse perfectamente a cualquier situación, incluso la actual. No es que yo sea especialmente marxista, pero bueno, aunque reduccionista me parece un análisis certero, y en cualquier caso, más realista, la lucha de clases que la supuesta lucha de sexos. Vamos, que tantas mujeres había en un lado como en otro; que las mujeres que pertenecían a la nobleza vivían bastante mejor que cualquiera de los hombres perteneciente al estado llano.
Siguiendo con un análisis marxista de la historia, el cambio social se explica en función de la evolución de los medios de producción. En el caso de la igualdad de sexos esta afirmación es bastante clarividente. Hasta que la mecanización del trabajo y la utilización de la tecnología no se extendió, no fue posible la independencia real de la mujer. Cuando el trabajo era cuestión exclusiva de fuerza física la mujer no podía competir con el hombre, y por tanto asumía otros roles (no es que los hombres hayamos sido a lo largo de la historia muy muy malos). La religión cristiana institucionalizada supuso ya la consolidación en el ámbito ideológico-espiritual de todo este orden de cosas.
El control de la natalidad, o la construcción de organizaciones políticas, estados, que garanticen los derechos de los que no pueden defenderlos por la fuerza, son otros factores fundamentales para entender este cambio sociológico que supone la independencia de la mujer.
Todos esto factores hacen que estemos en un momento único para alcanzar la igualdad efectiva, si no entre clases, Calero, sí por lo menos entre sexos. Lo que pasa es que se está desaprovechando esta oportunidad única que nos brinda la historia; se están utilizando mal los recursos que la situación actual pone a disposición del poder público. Supongo que la igualdad no les interesa tanto como cabría esperarse; teniendo al pueblo enfentrado, hombres contra mujeres, se gobierna más fácilmente (recuerdo aquí el caso de los conflictos étnicos que se dan en ciertos países africanos, pero solo cuando hay elecciones, como recurso para polarizar a la población en torno a los candidatos y poder así allanar el camino hacia el poder)
La clase política juega con esta variable para mantenerse en el poder: ampliar derechos según el caso para obtener más votos. Es un juego cuya filosofía de fondo se encuentra ya en Maquiavelo (recordáis las exenciones fiscales de Rajoy a las mujeres trabajadoras?).
Ciertamente, dar derechos y privilegios es muy fácil para el poder público; los agraciados los asumen de mil amores, y los que no son beneficiarios, siempre que no vayan en contra de sus intereses, se mantienen más o menos al margen.
Esto es lo que, en mi opinión, está pasando con el tema de la igualdad de sexos. Se está intentando dar la vuelta a la tortilla, porque de alguna manera interesa.
Un saludo