Claro que son Estado: les pagamos. Puede que a eso no se le pueda llamar funcionario o empleado público, pero los contribuyentes desde luego pensamos que si no son eso, son algo muy parecido.
Y sí, es un chollo: un chollo miserable y no por la pasta, sino miserable moralmente.
Aparte de que ni se pagan los viajes, ni la comida, ni el agua ni la luz ni el teléfono. Y si a eso le añadimos que comen en plan cinco estrellas, chorizo ibérico y todo eso, la cosa sube a por lo menos 12.000 euros al mes. Esto, más una ceremonia por aquí, otra por allá, la recepción, la seguridad, el hecho de que los mejores médicos, seguro que es con cargo al erario, más lo de quitar y poner las moquetas, más los camareros de cinco tenedores, más el chófer, la secretaria, los escribanos, los técnicos informáticos y de mantenimiento, con sus seguridades sociales, el que haya que pagarles cuando viajen con los políticos, más el coche oficial que es con cargo al erario: sumad a eso los gastos de reparaciones, la ITV, la gasolina y todos los gastos de automóviles. Y todavía no sé si las prostitutas de lujo se las pagan de su bolsillo, pero me da a mi que no.
Ahora multiplicad eso por 17, veréis qué sale.
¿Dije 12.000 euros? Pues sumando y sumando, veo que se ha podido ir tranquilamente a los 66.000 euros reales que nos cuesta al mes un diputado. Y eso tirando por lo bajo.
350 x 5.000 euros al mes =