La marginalidad, el chabolismo, la delincuencia, el analfabetismo, o la venta ambulante son algunas de las lacras que fortalecen la cara tópica de los gitanos. La cara invisible es la de los gitanos que sin renunciar a su cultura, llevan la vida de un payo medio: no viven en chabolas. No roban ni trafican con drogas. Realizan estudios superiores. Trabajan como abogados, médicos, psicólogos, antropólogos o profesores. Es la parte gitana que lucha por hacerse hueco en la sociedad para poder representar a los suyos. Para mostrar, al fin, la verdadera cultura gitana sin clichés y ser reconocido como pueblo.
El desconocimiento de la cultura cañí supone un obstáculo para los jóvenes gitanos que intentan formarse y ser parte activa en la sociedad. “La cultura gitana se caracteriza fundamentalmente por tres valores muy positivos: la solidaridad, el respeto a los mayores y la unión familiar. Pero los payos nos ven como la cultura del pillaje. Y nosotros a ellos los vemos como una cultura sin valores que abandona a sus ancianos en residencias y tiene una actitud egoísta frente a sus semejantes. Hay un miedo mutuo, fruto del desconocimiento. Sólo el contacto directo y la convivencia podrán acabar con los prejuicios”, dice Pilar Heredia.
Mateo Heredia, gitano granadino licenciado en Psicología explica: “Hay una clase media gitana y también alta. Lo que ocurre es que nadie la ve, porque lo único que se ve debido a los estereotipos es al gitano marginal. ¿Cuántos gitanos como yo han tenido que aguantar las caras de sorpresa cuando compañeros de trabajo o estudios se han enterado de que somos gitanos? Se sorprenden de que no tengamos la piel oscura y no llevemos medallones colgados del pecho. De que no hablemos como los gitanos parodiados en Cruz y Raya”. Fefa, dependienta de una tienda de ropa de la provincia de Málaga, comenta “cuando hablo con los gachés (andaluces en caló) y les digo que soy gitana, que hoy por hoy la mayoría de los gitanos llevamos vidas como las suyas no suelen creerme. La mayoría piensa que yo soy la excepción”.
El motivo principal de la invisibilidad de esta cara cañí, es la falta de representación y de promoción. Actualmente hay poco más de cuatro diputados de etnia gitana en España. Un diputado autonómico en Extremadura, otro en Valencia y dos en el Parlamento Europeo. Además de la ínfima representación, la pasividad y el conformismo del pueblo gitano también han contribuido a la invisibilidad. Hoy, los gitanos van concienciándose de la importancia de ser visible para poder luchar por sus derechos. Van saliendo del caparazón que creó una Historia de represión.
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