Yo estoy contra la asignatura de religión o cualquier engendro sustitutivo (¿historia de las religiones?) Un buen currículum escolar con Geografía, Historia, Arte, Filosofía... es suficiente para saber en qué mundo vivimos. ¿O es que alguien se piensa que se puede entender todo esto sin conocer la religión (por vivir donde vivimos, al menos, las monoteístas del arco mediterráneo)? ¿Alguien puede entender el Arte español sin que se hable de las religiones cristiana y musulmana? ¿Alguien puede entender la Historia de España y de Europa sin saber nada de la religión, especialmente, cristiana, pero también musulmana?
Entonces, ¿para qué la clase de religión? Para nada, o más bien, para darle poder a la Iglesia española.
Ni clases de religión (ni siquiera optativa, la clase de religión que se dé en las Iglesias a quien quiera recibirlas, como en muchos otros países donde a los católicos no lo son menos, sino más bien al contrario, por no recibir clases en las escuelas), ni financiación estatal de la Iglesia (ya es hora de que cumpla ella también sus acuerdos y se autofinancie, que parece que la Iglesia sólo puede exigir a los demás que cumplan y ella, mientras, no lo hace, y si se le exige, se considera "una provocación intolerable"), y creación de un Consejo de las Religiones dependiente del Ministerio de Justicia, donde estén representados, de igual a igual, todas las confesiones religiosas reconocidas por el Estado (hoy por hoy, católicos, musulmanes, judíos y protestantes) donde se negocien las relaciones entre las religiones y el Estado, en plano de igualdad entre unas y otras, sin privilegios para nadie. Y, en fin, supresión de la mención a la Iglesia en el artículo 16.3 de la Constitución que, aunque de por si no tiene por qué implicar privilegios, da a entender todo lo contrario.
Yo, de todos modos, tengo la sensación de que el poder de la Iglesia es cada vez menor. El problema es que la pérdida de influencia va muy lenta y debería ser acompañada por las medidas citadas para acelerarlo. Sería bueno para España y, aunque los curas no lo crean, bueno para la Iglesia y especialmente para el pensamiento del papa Benito XVI, que ha expresado en los últimos días la voluntad de tener una Iglesia de calidad y no de cantidad, como pregonaba Juan Pablo II. Con "pocos pero buenos" que son siempre mejores que los campos de fútbol llenos y las iglesias vacías. Ojalá que el papa Benito lleve sus propósitos hacia delante y sea coherente con lo que dice.