El único problema aquí es que un sector de esta sociedad no es capaz de aceptar que su idea de España no es la misma que la de otras personas que también viven en este país. Yo no soy nacionalista, me dan vomitera los nacionalismos, también el español, pero entiendo perfectamente que a muchas personas les de mil patadas el modelo este modelo de estado, los respeto, y no me gusta que nadie intente impornerles nada.
Es frecuente escuchar ese desgastado argumento de que la Constitución por aquí, el marco de convivencia bajo monarquía parlamentaria que nos hemos dado todos y tal. Efectivamente, ese es el marco vigente, el que nos dimos los españoles en 1978, recién muerta una dictadura de 40 años, una Constitución que como yo estáis estudiando y como yo sabéis que tiene más flecos que una mesa camilla. Pero no pasa nada, porque como también sabéis, las constituciones se pueden cambiar, los estados y los regímenes cambian. Y no tengáis ninguna duda de que muchos de estos aspectos habrán de corregirse no tardando mucho, empezando por el Rey, ese cargo que aplica a la jefatura de estado un sistema hereditario, ahí es nada, y siguiendo por la cuestión territorial.
Y es que incluso para los que como yo, y tal vez como alguno de vosotros, opinamos que muchas de las áreas transferidas funcionarían mejor bajo un sistema centralizado, y si en vez de estar centralizado en Madrid lo está en Bruselas, y todos los europeos tenemos la misma tarjeta sanitaria, el mismo sistema educativo y los mismos derechos laborales, mucho mejor, la opción de un modelo federal para España sería la más adecuada, un ordenamiento de verdad, con las cosas claras, esto funciona mejor aquí y esto mejor allá, pero claro, entre unos y otros...