Garzón sabía perfectamente que no podía aplicar la ley antiterrorista a gente que, como mucho, habrá robado cuatro euros. Sin embargo la aplicó. Añádase a eso, la cacería. Garzón, una vez más, quebrantó la ley con deliberado ánimo de faltar a su deber: eso es lo poco que queda meridianamente claro en este asunto.
No sé a qué te refieres con lo de que esa es la conclusión a la que llegó el TSJ. ¿Te refieres a que como no tenía las facturas, había robado? ¿Y por ventura el que lo diga un TSJ convierte en verdad, algo que es absurdo y demencial? ¡No señor! El razonamiento sigue siendo esperpéntico y si lo ha hecho un TSJ, no es que sea un esperpento, sino lisa y llanamente un atropello a la legalidad.
Si son o no son elemento de prueba, me la trae al fresco: se hicieron y se incorporaron las que perjudicaban a los acusados, pero no así las que les beneficiaban. En cuanto a si son o no son elementos de prueba, es algo completamente accesorio, por cuanto que el fiscal y el juez, ya conocen la estrategia de defensa.
Consiguientemente, debe defenderse el cierre de este caso, por mucho que los acusados sean políticos y en política no haya nadie bueno, sino simplemente políticos. El que en política no haya nadie bueno, no convierte en aceptables los deliberados atropellos de Garzón a lo que queda de estado de derecho. El que en política no haya nadie bueno, no convierte en aceptables los argumentos de que, como eran políticos y no tenían facturas, deben probar ellos que no robaron.
En modo alguno hay que poner la mano en el fuego por un político, ni menos aún, defenderle: no tengo la convicción de que sean inocentes, pero defiendo la verdad.