Es cosa distinta el ser buena persona, a ser más o menos piadoso dialécticamente...
Analizar al animal mediático-político Losantos es complicado:
Su trayectoria, más o menos es como la de la Transición y la Constitución.
Al principio, celebrándolo: vuelve la democracia, tal, la Constitución no es perfecta, pero se puede pensar y decir, hay unos problemas, no son fáciles de solucionar, pero bueno: están los jueces que harán su papel, si se pasan los denunciaremos y de la presión no tendrán más remedio que echarse atrás, etc. A nadie se le escapa, que todos los que han dicho y dicen eso, lo han hecho más en plan de querérselo creer, que por convicción. La Constitución es un poco como el Antiguo Testamento: mitología. Tanto es así, que en uno y otro caso, su sóla lectura hace perder por completo la fe.
Pero luego, la fe va cediendo a la razón y va viendo que el Constitucional no defiende los derechos humanos, que fruto de los defectos de la Constitución los problemas se vuelven irresolubles, que los defectos de la Constitución permiten la impunidad del poder y eso les vuelve insolentes: que delitos clamorosos no son castigados, que las pruebas del atentado terrorista del 11-M son descaradamente manipuladas.
Todo este problema, no nos engañemos es el que crea el animal mediático Losantos. El que los derechos humanos no son respetados, sino incluso discutidos en función de quien sea el agredido y abiertamente vulnerados y los indeseables que roban, matan, amedrentan con matones, etc. quedan impunes.
Frente a todo eso, no nos engañemos, no cabe sino la rebelión. Pero Federico no llama a la rebelión: sencillamente no hace falta. La sola verdad que Federico destapa, ya es de por sí una llamada a la rebelión y sin duda, ésta se producirá. Y