Mi impresión es que el conjunto, la mayoría, de la judicatura vive con vergüenza todo este proceso. Como hay que acatar, pues eso, pero hasta los más franquistas, que todavía los hay, se dan cuenta de que lo único que ha hecho el juez es cumplir con su obligación, de modo ejemplar. Otra cosa es que, a ciertas edades, cueste reconocer que uno ha estado defendiendo un régimen básicamente criminal, tanto en su gestación como en sus posteriores acciones. Esto no convierte en criminales a todos los franquistas, que cada palo aguante su vela, pero creo que el tiempo, aquí, va a jugar a favor de los decentes.