Bien señores, atentos a la jugada:
16:10 horas en Algeciras. Momento y ambiente de examen. Los vigilantes, serios de coj...es, pero, eso sí, muy educados.
De pronto, en el silencio de la tarde se escucha una casi imperceptible voz metálica, monótona y robótica que cacarea sin prisa pero sin pausa el contenido de un temario de no sé qué asignatura. Desconozco de qué era el examen.
Todo el mundo extrañado, unos que miran a su izquierda, otros a su derecha y otros en diagonal y hacia atrás ignorando de dónde proviene el leve murmullo.
Todo era un desconcierto pero, no sé por qué, era unánimemente conocido el fatídico futuro que le esperaba a aquella sufriente alumna, ya que, o estaba un poco sorda o no había calibrado correctamente el volumen de los auriculares del mp3 que llevaba en el oído.
Se mascaba la tragedia... y así sucedió.
El más viejo de los vigilantes, con una cara más o menos igual que la de Belén Esteban cuando habla de la Campanario, se puso justo delante de ella, esperando que ésta le mirara. Evidentemente ella lo ignoró, pero poco a poco se fue acercando y justo cuando se colocó delante le espetó: ¡Deme eso que tiene en el oido!
Cuando escuchó esto, la mujer hizo un ademán para retirar el auricular de su oido en un intento de no ser descubierta, pero fue este gesto el que desencadenó la tragedia.
-¡Le digo que me dé el aparato que ha estado oyendo usted y todos los que estamos en el aula!
La señora no sabía qué decir o hacer y solo pudo balbucear unas palabras: - Me estoy poniendo mala, me siento mal, deje que vaya al servicio…
-Usted no sale de aquí hasta que no me dé el aparato.
Tras una discusión en voz bastante elevada por parte del vigilante hacia la mujer y la negativa de ésta a entregar aparato alguno, aquél ordenó que se llamase a una patrulla de policía, pero que viniese una mujer (se supone que para que la pudiese registrar).
La señora se levantó de su asiento y cogiendo todo su material, incluido su examen, se dispuso a marcharse, cosa que le impidieron hasta que no llegó la policía local.
Mientras tanto imagínense ustedes las condiciones de hacer un examen cuando los que en teoría tienen que mantener la calma son los que más por c...lo dan.
No fueron ni cinco ni diez minutos lo que duró el episodio, fue durante el examen entero el tiempo en que el ambiente estuvo seriamente viciado para realizar una prueba universitaria con lo que hay dos cuestiones que me gustaría dejar en el aire.
¿Sería posible impugnar dicha prueba por la imposibilidad de realizar el examen en condiciones adecuadas?
¿Cómo valoráis la actuación del equipo vigilante sobre la negativa a dejar que esa señora abandonase el aula?
Espero no haber ofendido a nadie, pero quiero solidarizarme tanto con la señora que sufrió en sus carnes la situación tan embarazosa y también, por supuesto, con el señor vigilante que se comió el marrón como protagonista principal ya que no debe ser bocado de buen gusto para nadie.
Eso sí, sobre todo me quiero solidarizar con todos los demás que estaban allí intentado hacer un examen y fue imposible a menos que llevases otros auriculares y no te enterases de nada.
Un saludo y suerte con las notas para todos.