Como siempre en este santo país (lo de santo es una pequeña broma, que no está la cosa como para jugar con la Iglesia), lo reducimos todo a lo mismo, la pelea entre unos y otros.
Intentemos hacer un ejercicio, imaginemos que somos ciudadanos de la República Bananera de Villarebuznos de Arriba, un país extraño a España y que venimos de vacaciones aquí. Objetivamente ¿Qué nos encontramos?. Por un lado que los dos partidos mayoritarios no hacen política, sino que en cada debate llegan al insulto y que éste es su único argumento.
Que los partidos nacionalistas requieren (y lo peor es que lo consiguen) unas cotas de poder que bien podríamos asimilar como federales (y recordemos que estamos en un sistema autonómico y no federal, aunque a otros le pese).
Que los Gobiernos Autonómicos no asumen las decisiones tomadas en los consejos de ministros (aunque esto es lógico si miramos a la descoordinación entre ministros).
Que los parlamentarios recurren a los temas de siempre cuando se quedan sin argumentos (Irak, Prestige, GAL...).
EX-presidentes que no ven que su época ya ha pasado y no dejan de meter las narices donde nadies les llama.
Y que tenemos media España voicoteando los productos de la otra media.
Con este panorama, debido a los necios (en el sentido etimológico de la palabra) de los políticos gobernantes y de la oposición, la CE no necesita defensa, necesita un MILAGRO.