Son mis enemigos, Joaquín: los que están arrasando contra el Estado de Derecho, consagrando una desigualdad ante la ley, una discriminación hacia los hispanohablantes, por el sólo hecho de serlo, son los que forman partidas de matones para aterrorizar a todo disidente, los que no se paran en barras y agraden alevosamente a una mujer por ser periodista de Intereconomía, sin importarles agredir de paso a su hija, son los que han estado apoyando el terrorismo de ETA, el de Terra Lliure, el encubrimiento del 11-M y el desprecio a sus víctimas, en Cataluña, Baleares y Vasconia, sus oponentes no pueden dar conferencias y los etarras o los ex miembros de Terra Lliure lo hacen con total impunidad, en Baleares los votos de Unió Mallorquina han sido obtenidos mediante el fraude y el soborno. Difícilmente pueden darse en menos líneas, más argumentos. Así que por todo ello, me declaro enemigo irreconciliable del nacionalismo hispanófobo y de todo el que pretenda equipararme con estas odiosas prácticas.
Para ello no necesitamos partidos nacionalistas.
Nota final: un etarra sí puede dirigirse al juez en vascuence, un niño hispanohablante no puede hablar español ni en el recreo.