Lo que percibo es justamente lo contrario:
Que algunos se agarran a lo puramente formal, para no dar opiniones políticas.
El mismo discurso de perfil bajo al que se acogen para respaldar los abusos de los totalitarios, sin declararlo expresamente. Es decir: condenarlos en lo teórico, pero respaldarlos en lo práctico, en lo esencial. El mismo discurso que mantuvo en pie el Muro de la vergüenza, sólo que ahora no es el muro, ahora es el velo, el burka o los vagones de la vergüenza. Que lo veo, que sí, que es ese el trasfondo.
¡Ay Paris! ¡La flecha de Paris volvió a dar en el talón de Aquiles!
