Ni une, ni separa, la separación ya es irreversible. Ya se ha producido.
Y es mucho más sutil que eso. Es la separación entre la España subsidiada y la España trabajadora, entre los privilegiados sin mérito alguno y los que despifarran sus méritos en mantener a los privilegiados, entre los que creen en una igualdad imposible, los que creemos en una igualdad en la dignidad y los que creen en razas superiores o en privilegios por razón del lugar de nacimiento. No es sólo España sí o no, sino qué España y con quién.
Porque a día de hoy yo en esta España no me reconozco, no reconozco a España en esta cosa difusa y deforme, veo más a la antiespaña, que a España. Siento decirlo, es así.
Mi concepto de España es el de igualdad en la dignidad y en la ley, es el del no a las razas superiores, es el del no a los privilegios por el sólo hecho de nacer en un sitio u otro, es el del imperio de la ley, es el de la separación de poderes, es el del no a que los jueces sean Juan Palomo, es el de una presión fiscal baja, no el del expolio para las mamandurrias, no el de financiar las torturas de Fidel Castro, es el de la cultura del esfuerzo y del mérito, el de una educación que no sea propaganda de los partidos, es el de una tierra de oportunidades, donde ser empresario sea un incentivo, no un castigo.
Si todo eso no está presente, a los españoles que creemos en todo eso, ¿para qué nos sirve España? ¿Qué España nos interesa?