La España que hace daño es la España de los revanchistas defensores de "envidias igualitarias", la España asediada por las bolcheviques izquierdas y por los nacionalismos periféricos.
A ver si Rajoy va a tener razón al final con su estrategia de "centrismo" y tibieza...
¡Lo nunca visto, señores!, el otro día en TV3 un analista político se atrevió a decir que se "echaba" de menos la oposición del PP.
Sí, como lo oyen, decía el muy "listillo" (después explicaré lo de "listillo") que el PP debía ejercer de oposición, no tan crispada como la anterior legislatura pero sí lo suficientemente visible como para no permitir, ¡atención!, la forma de gobierno antidemocrática y totalitaria de zETAp, que está haciendo y deshaciendo a su antojo, dijo incluso desgobernando, ante la falta de una oposición efectiva.
¿Por qué se preocupaba este "listillo" del evidente relajo del PP?
¿Qué pasaría si el PP dejase de ser el principal "enemigo" del PSOE? ¿Y si ya no se pudiera "vender la moto", falaz y manipuladora hasta el hartazgo, de que el PP es un partido heredero de fascistas que sólo sabe crispar?
¿Quizás sin "el cabeza de turco" del PP, siempre culpable de todo, el militante socialista pudiera ver, de una vez por todas, que el auténtico enemigo de ellos, de España, es en realidad el nacionalismo periférico?
¿No se han beneficiado constantemente nuestros "eternos descontentos" pescando financiaciones, reivindicaciones y privilegios particularistas en el "río revuelto" que es la política española?
¿Qué ha pasado en Cataluña, por ejemplo?
La conjura perversa por tal de estigmatizar y arrinconar al PP, incluso ante notario, ocasionó que el PSOE aumentara su número de votantes procedentes de las beligerantes y revanchistas izquierdas de ICV y ERC. Y Montilla, en justo pago a la importante aportación de votos de las tierras catalanas, pide y exige más autofinanciación particularista.
¿Será cierto que al PP, a España, le sale caro decir en voz alta las verdades del barquero y que, a lo mejor, interesaría más dejar que zETAp haga, que haga, que haga... pues el final todo será un complicado deshecho que instará, por fin, a los españoles a pedir a gritos un nuevo Aznar o un nuevo PP que resuelva con pragmatismo y sentido común los problemas más vitales y urgentes?
No puedo evitar recordar una bonita escena de Espartaco en la que Craso (Laurence Olivier) le decía a un joven Julio César que era mejor dejar que el corrupto y errado senado republicano fracasara, como de hecho iba a suceder, para que el pueblo pidiera a gritos la arribada de un cónsul con poderes autoritarios que pudiera poner fin a tantas corruptelas.
Y es que el pueblo, la masa en realidad, es tan lerdo, que basta tan sólo que alguien quiera ayudarles indicándoles dónde está el error, para que lo crucifiquen al grito de facha crispador.
Saludos.